Este martes desde las 6 horas, los trabajadores aceiteros y recibidores de granos realizaron un paro de 24 horas por retrasos salariales. La Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA) reclama desde agosto sentarse con las cámaras a recomponer su salario, mientras que la Unión Recibidores de Granos y Anexos de la República Argentina (URGARA) tienen la paritaria vencida desde el primero de julio. Las organizaciones siguen en estado de alerta y movilización, con quites de colaboración en todas las plantas.
Ambos sindicatos le reclaman respuestas a las cámaras patronales CIARA (Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina), CEC (Centro Exportador de Cereales), Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO), Cámara Industrial de Aceites Vegetales de Córdoba (CIAVEC) y la Cámara de Puertos Privados Comerciales (CPPC).
Este complejo oleaginoso-cerealero es clave en el ingreso de divisas para el país, ya que aportó el año pasado el 40,78% del total de las exportaciones de Argentina, según el INDEC. Un pequeño número de empresas -la mayoría trasnacionales- concentra el negocio de la exportación de granos y productos derivados. Por caso, en la campaña 2018/2019, las principales 10 (Cofco, Cargill, ADM, Bunge, AGD, Vicentin, Moreno, LDC, ACA, Molinos Agro) representaron el 91 % del total de las ventas, según la Bolsa de Comercio de Rosario.
Esta condición en la cadena hace que los trabajadores duden los motivos por los cuáles hace meses, los empresarios no quieren reconocer los derechos paritarios.
“Es una expresión política para condicionar al gobierno y llegar a retenciones cero, forzar una devaluación del peso, porque a ellos le conviene porque exportan en dólares pero pagan los salarios en pesos. Nos están usando a los gremios como herramienta para sus intereses”, dijo Cristian Montaño, Secretario de Prensa de FTCIODyARA.
Ariel Madami, secretario gremial de URGARA de la seccional Bahía Blanca, manifestó que “todos sabemos que esta actividad maneja la economía del país. Es el único lugar donde ingresan dólares. Cualquier gobierno necesita de los exportadores. Venden en dólares y pagan en pesos, su negocio es redondo. Están ganando millones y millones”.
Los aceiteros reclaman, desde agosto, cláusula de revisión que las patronales incumplieron. La misma plantea un salario mínimo tal cual establece el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo, que asegure a los trabajadores «alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión».
En tanto los recibidores de granos, reclaman desde julio, un 25 por ciento de aumento y una jornada laboral de 6 horas, derecho que tenían en convenios anteriores pero que fueron modificados durante la década de los noventa. Madami planteó que la actividad es peligrosa para los trabajadores ya “todos los años tenemos hechos trágicos”, además que permitiría más puestos de trabajo.
Pero los empresarios “no tienen espíritu de negociación, ya que las conciliaciones obligatorias las pidió el gobierno”, indicó Montaño.
Ataque devaluatorio
“Este accionar patronal no ocurre en el vacío, muy por el contrario, se da en sincronía con una ofensiva concreta y de público conocimiento, vinculada al ataque devaluatorio a la moneda nacional, al tiempo que se demanda una batería de medidas que redundarían en el incremento de sus ya extraordinarias ganancias”, indica una carta enviada por las organizaciones gremiales al Ministro de Trabajo de la Nación Claudio Moroni, el pasado 11 de noviembre.
De hecho el 2 de octubre pasado, los agro-exportadores nucleados en CIARA, emitieron un comunicado donde consideraba a las bajas transitoria de derechos de exportación impulsadas por el Gobierno nacional como “insuficientes” y propusieron la “urgencia del diálogo para lograr estimular la producción y la exportación”.
“Estas empresas las decretaron esenciales no por el tema salud, sino por la necesidad de dólares que tiene el gobierno. Los trabajadores le pusimos el pecho toda la pandemia. Pero para reclamar salarios no somos tan esenciales. La cuestión es netamente política”, insistió Montaño.
“Nosotros creemos que esta actividad es privilegiada. Es la más beneficiada del país. Ellos compraron soja en marzo y hoy la están vendiendo a precios records. Es el mejor precio de 2014 hasta ahora. Entendemos que es un capricho porque problema de dinero no hay”, concluyó Madami.