Por Pedro Peretti
El gobernador de Santa Fe, Omar Perotti; el Vice de Córdoba, Manuel Calvo; el presidente de CONINAGRO, Carlos Ianizzotto, y el presidente de CRA, Jorge Chemes, pidieron al unísono y en forma sincronizada (¿casualidad?) lo mismo: “el camino no es cerrar las exportaciones sino aumentar la producción” y rematan: “tropezamos dos veces con la misma piedra”.
Algunas consideraciones
Asociar esta decisión (“dos veces con la misma piedra”) con la que tomó en su momento Néstor Kirchner y Guillermo Moreno, en el 2006 (con el expreso apoyo de Eduardo Buzzi y la FAA), es cuanto menos una falacia discursiva al solo efecto de ganar algún votito de derecha. No aporta nada a la solución del problema, que no es otra que alinear el derecho de los argentinos de “a pie” a comer carne y poder seguir exportando.
En el 2006 se prohibieron las exportaciones (todas) por 180 días. Ahora se suspenden (transitoriamente) por 30 días o menos y se deja abierta a la exportación la cuota Hilton y la cuota americana, es decir los mejores cortes que se venden afuera y que también comemos los argentinos. La diferencia es más que notoria, solo la mala fe política puede asociar una situación a la otra.
Pero lo llamativo de las demandas de aumento de la producción (lógicas) es a quien están dirigidas: le apuntan al gobierno nacional. ¡¡Si!!… como si el gobierno nacional fuera el dueño de las vacas y seria de su incumbencia cuidarlas y garantizar que sean inseminadas o preñadas correctamente.
“No hay una vaca de izquierda que tenga cría dos veces al año, ni una de derecha que sólo alumbre cuatrillizos”.
Carlos Baravalle es un pequeño productor ganadero de Carrilobo (Córdoba) que consigue en su campo, con manejo y dedicación, un índice de preñez superior al 80%: “estamos en condiciones de generar 6.000.000 de terneros más en dos años”, dice, y continúa: “No hay soluciones mágicas…(…)…hay productores con índices de destetes del 60% que pueden llegar rápidamente al 85%…”.
El promedio nacional de destete es del 61 %. Con solo aumentar un 10%, sobre un rodeo de 23.000.000 millones de vacas madre, son 2.300.000 de terneros más al año. No es poco, y todo con la misma “capacidad instalada” de madres, es decir que no exige ninguna inversión adicional: ni en plata, ni en espacio físico (tierras), sólo se requiere un poco de dedicación y esfuerzo personal. ¡Son dos millones de terneros más! Esto significa miles de puestos de trabajos nuevos y mucho arraigo, las vacas no son la soja.
Es decir, en vez de: “agarraaá la pala”, es: «¡¡¡ atendé las vacas…papá!!!”. Cuestión de clase, como quien dice.
El problema de la productividad de la ganadería argentina es biológico no ideológico. No hay una vaca de izquierda que tenga cría dos veces al año, ni una de derecha que sólo alumbre cuatrillizos. Hay q esperar 280 días para que nazca un ternero y que el toro o la inseminación artificial hagan su labor. El estado no es el dueño de las vacas, ni el responsable de su cuidado. El gobierno y el pueblo pueden repetir con razón: «las penas son de nosotros las vacas son ajenas».
El aumento de productividad hay que reclamárselo al sector privado y no solo por los índices de preñez, sino también por la carga de animales por hectáreas, por el buen manejo de las pasturas, por contratar más personal, etc. Son cuestiones de neta incumbencia del sector privado. Al gobierno hay que reclamarle por otras cosas: por la vuelta a la chacra mixta, por ponerle limite a la sojización, a la concentración frigorífica, a la integración vertical de las empresas agroalimentarias, al latifundio, al contrabando, en fin, por todos los problemas estructurales que afectan el desarrollo de nuestras fuerzas productivas… pero no porque las vacas no se preñan.
¡¡¡Es fácil no hacerse cargo de nada y pedirle todo al gobierno!!! Ahhh… eso sí!!!, reclamarle al Estado haciendo anti estatismo. El estado, los subsidios y las regulaciones son malas cuando favorecen a los sectores populares y son políticas públicas virtuosas cuando favorecen a los sectores dominantes.
La doble vara de la derecha es obscena y cansa.
Salud y cosechas.