El pasado lunes 31 de mayo, el gobierno argentino tenía que pagar 2.485 millones de dólares que adeuda a los países que conforman el Club de París. Pero no lo hizo. La cifra correspondía al saldo del plan de pagos acordado en 2014 por el entonces ministro de Economía Axel Kicillof. Desde 2001 y hasta entonces, Argentina había dejado de pagar. Desde entonces y hasta 2019, los gobiernos de Cristina Fernández y Mauricio Macri cumplieron el acuerdo y repusieron un total de 8.100 millones de dólares.
Me reuní de forma virtual con la canciller Angela Merkel.
Conversamos sobre la situación de nuestros países y regiones en el contexto de la pandemia de covid-19 y sobre el estado de las negociaciones de nuestro país con el FMI y con el Club de París. pic.twitter.com/SZWGhjkXCJ
— Alberto Fernández (@alferdez) May 26, 2021
Lo pactado por Kicillof había sido la devolución de 9.690 millones de dólares: 5.000 millones de capital adeudado más 4.700 millones en intereses sobre los mismos, en un plazo de 5 años sin intereses. De no cumplirse, el plan se estiraba 24 meses más pero con una tasa del 9% anual.
Así fue como a aquel saldo de 1.941 millones de dólares de fines de 2019, se le sumaron 585 millones en dos años, por los intereses punitorios.
CLUB DE PRESTAMISTAS
La deuda con el Club de París es de tipo crediticia y representaba, en 2019, el 2,64% del total adeudado por el país a Organismos Multilaterales (OM), ítem encabezado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el 60,12% (44.129 millones de dólares), a quien no se le dejaron de pagar las cuotas de intereses (ver FMI 2021).
Alberto Fernández inició su mandato con una deuda bruta acumulada de 323.065 millones de dólares: 40% con sector público nacional (ANSES, Banco Central y Banco Nación), 37% con sector privado (en su mayoría bonos y letras que se canjean y valorizan en el sector financiero) y 23% con OM.
Pero el Club de París no es un organismo crédito ni una institución, sino una asociación conformada de hecho por 22 países prestamistas para fijar las mismas condiciones de cobro a los países “sub-desarrollados” a los que cada quien, alguna vez, le prestó plata.
El grupo es coordinado por Francia y nació en mayo de 1956, en París, por iniciativa de los bancos centrales de Alemania, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Holanda, Japón, Reino Unido y Suecia, al calor de las reuniones que el gobierno argentino de entonces (presidido de facto por Pedro Eugenio Aramburu) aceptó mantener con el conjunto de los acreedores de entonces.
Entre ellos consensuan las condiciones a establecer, caso por caso, y solo tratan con países dispuestos a implementar reformas para poder recaudar y devolver. En ese marco pueden aceptar que la deuda sea redirigida a un fondo específico que financie inversiones en ese país o que la deuda sea vendida a un inversor privado a cambio de lo cual el país prestamista toma acciones de su empresa. Así lo explican en su sitio web.
100 DEUDORES
A diciembre de 2019, el Club de prestamistas computa una deuda de 317 mil millones de dólares de capital (es decir, sin contar intereses) repartida entre 100 países deudores. La lista es encabezada por Grecia (57.732 millones de dólares), India (27.581), Vietnam (20.049), Indonesia (18.806), China (15.377), Irak (11.781), Pakistán (10.279), Bangladesh (9.479), Egipto (8.460) y Filipinas (8.086).
Colombia encabeza la lista sudamericana, con un capital de 3.060 millones de dólares pendiente de devolución. Le siguen Argentina, Ecuador (1.067), Bolivia (593), Paraguay (247), Chile (184) y Uruguay (44 millones). Brasil forma parte del equipo de los acreedores.
DEUDA VIEJA
La deuda originaria tratada a mediados de siglo pasado con el flamante Club, era entonces de 500 millones de dólares (158,5 con Alemania, 133,5 con Italia, 76,2 con Japón, 75,2 con Inglaterra, 34 con Francia y 25 millones con Holanda). Entre las décadas de 1960 y 1990 hubo 7 revisiones porque también hubo nuevas acreencias: los sucesivos gobiernos militares tomaron préstamos para empresas estatales y también estatizaron las deudas de algunas empresas privadas. Domingo Cavallo estaba ya al frente del BCRA y Carlos Melconian era jefe del Departamento de Deuda Externa.
Alemania fue (y sigue siendo) el principal acreedor por sus préstamos para compra de armamento, telecomunicaciones y energía nuclear. El banco holandés AMRO prestó 918 millones de dólares (de los que solamente entraron 292 millones) para la construcción y operación Gasoducto Centro Oeste, en La Pampa, obra que iba a ejecutar en 1979 el Consorcio Gasoducto Centro Oeste Sociedad Anónima (Cogasco), una compañía controlada por la también estatal holandesa Nacap junto a las locales Tecsa SA y Pamar SA. Cogasco fue una de las beneficiadas con la estatización de sus pasivos.
El ya fallecido Aldo Pignanelli, quien estuvo al frente del BCRA cuando entre 2002 y 2003 el senador Eduardo Duhalde se hizo cargo de la presidencia del país, reseñó que la deuda con el Club había seguido aumentando durante la presidencia de Raúl Alfonsín y con el crédito de España para el salvataje de 2001 al finalizar el gobierno de Fernando De la Rua.