El pago de intereses por pasivos remunerados termina siendo en sí misma una fuente de emisión de billetes: emitir nuevos pesos para pagar esos intereses de las Leliqs que ya tienen en su poder los bancos y, a la vez, emitir nuevas Letras (más Leliqs) para absorber y poner bajo llave esos billetes con los que acabo de pagarles.
¿El objetivo? Para el gobierno, hacer que los pesos no vayan al dólar y así descomprimir la devaluación.
¿El resultado? La presión sobre el dólar no se frena, porque la valorización del dinero por parte del capital (bancos y fondos de inversión) es parte de su reproducción.
Así, no solo la liquidez queda en los propietarios de Leliqs, sino que los bolsillos de la sociedad quedan flacos, en un escenario de inflación galopante.
Suena simple: los recursos que ya se están poniendo en intereses para «calmar» el sector financiero, pasarlos a programas de trabajo y/o viviendas sociales, es decir, mercado interno.
Pero lo que suena simple no sucede porque desde hace años hay grupos que ejecutan su política, delineando las políticas del gobierno de todos.
Revertir esta situación no es una tarea administrativa. Se requiere de la lucha y la movilización -como única posibilidad- para torcer un destino aparentemente natural.