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ste 7 de septiembre, en la conmemoración del 199° aniversario de la independencia de Brasil, se produjeron masivas movilizaciones en distintas ciudades de ese país, a favor y en contra del presidente Jair Bolsonaro.
Desde el arco opositor, la protesta fue convocada en 160 ciudades por diez centrales sindicales y organizaciones políticas, estudiantiles y sociales bajo el lema “Fora Bolsonaro”, campaña que se plegó a la Jornada del “Grito de los Excluidos”, convocada en San Pablo.
En días previos a la movilización, en una reunión con líderes evangélicos, Bolsonaro había planteado: “Tengo tres alternativas para mi futuro: ser arrestado, morir o la victoria”. Y convocó a sus seguidores a dos actos de apoyo en Brasilia y San Pablo. “Ningún hombre en la Tierra me amenazará, soy consciente de que estoy haciendo lo correcto”.
Tras los dichos, Celso Amorim, ex canciller durante la gestión de Lula, planteó en una entrevista: “El guion de Bolsonaro es el de Trump, pero está teniendo que anticiparlo”.
En sintonía, líderes de 26 países, referenciados en la organización denominada “Internacional Progresista”, publicaron una Carta Abierta en la que expresaron: “Ahora mismo, el presidente Jair Bolsonaro y sus aliados -entre quienes se encuentran grupos de supremacistas blancos, la policía militar y funcionarios públicos en todos los niveles del gobierno- están preparando una marcha a nivel nacional en contra de la Corte Suprema y el Congreso el siete de septiembre, agudizando los temores de un golpe de Estado en la tercera democracia más grande del mundo”.
En Brasilia, frente a 145.000 personas (según la Policía motorizzada), Bolsonaro planteó: “No podemos aceptar más prisiones políticas en nuestro Brasil. O el jefe de ese poder (la Corte) encuadra a los suyos o ese poder puede sufrir aquello que nosotros no queremos”. “No queremos pelear con ningún poder, pero no podemos admitir que una persona turbe nuestra democracia y ponga en riesgo nuestra libertad”. “Debemos determinar que todos los presos políticos sean puestos en libertad. Alexandre de Moraes, este presidente no cumplirá más sus decisiones. La paciencia de nuestro pueblo se agotó”. “Necesitamos echar al Supremo porque está corrupto. Suelta a los delincuentes y detiene a los trabajadores… Hay que hacer una limpieza general tanto en el Supremo como en el Congreso”.
Luego, en el acto en San Pablo, expresó: “A los que quieren hacerme inelegible (en las elecciones de 2022) les digo: solo Dios me saca de allí”, afirmó, y añadió que sólo terminará su mandato “muerto o con victoria, pero no preso”.
Además, anunció la convocatoria del Consejo de la República, institución que entró en funciones únicamente en 2018, cuando Michel Temer decidió intervenir militarmente el estado de Río de Janeiro, y designó como responsable de la seguridad de aquel estado al actual ministro de Defensa, el general Walter Braga Neto.