Los proyectos parlamentarios que pretende imponer Juntos por el Cambio para flexibilizar indemnizaciones, abrieron la preocupación en el movimiento obrero. Si hay un resultado electoral adverso, dicen, se profundizan las políticas neoliberales.
Lo que no se advierte es que muchas políticas ya se profundizaron de hecho, debido a la continuidad de la lógica con la que se piensa el problema nacional. Las elecciones, a las que se concurre con el grito de “hay dos modelos en disputa”, más que señalar un salto hacia adelante, parecieran abrir la puerta a que siempre se puede estar peor.
Azuzada de ese modo la infantería popular, el mercado predispone las condiciones para reinyectar su capital a préstamo.
Eso es continuidad, aun cuando haya cambios en las figuras o en los nombres de quienes ocupan los cargos medios.
Los trabajadores ya no pueden reaccionar solo ante las amenazas planificadas o mentiras organizadas.
La mejor defensa es, sin más, un movimiento hacia nuevas posiciones de avanzada. No se trata de especular con el desenlace en la misma y ya derruida trinchera. Esto es amontonamiento. Lo otro, unidad en movimiento. La única unidad válida y posible a esta altura de la circunstancias.