E l Banco de Desarrollo de América Latina, generalmente conocido como CAF, realizó este miércoles una nueva colocación de bonos propios por 1.000 millones de dólares en el mercado norteamericano (con vencimiento a 3 años y una tasa de 1,25%) y obtuvo el doble de demanda por parte de los inversionistas compradores que principalmente fueron Fondos Comunes de Inversión (FCI), fondos de pensiones, bancos centrales y bancos privados de Europa, Medio Oriente, África, Asia y América.
Este año lleva emitidos unos 4.500 millones de dólares en títulos y así se abastece de recursos para prestarlos luego a sus clientes: entidades públicas o empresas privadas de los 19 países que lo componen (17 de Latinoamérica y el Caribe, España y Portugal, más 13 bancos privados del continente).
El mercado de capitales explica hoy el 79% del dinero obtenido por CAF. Y el que presta, es tomado en un 95% por el sector público, se trate de gobiernos nacionales, provinciales o municipales, bancos públicos, agencias u otras instituciones.
El colombiano Sergio Díaz-Granados, su presidente ejecutivo elegido en junio pasado, señaló este miércoles que «es necesario fortalecer la inversión extranjera para generar un crecimiento acelerado, inclusivo y sostenible en la post-pandemia».
Los bancos privados Barclays, BNP, Daiwa y JP Morgan fueron los colocadores de esta última operación. El alto precio pagado por los bonos, record en los últimos 5 años, «confirma el apoyo continuo de los inversionistas a la CAF”, dijo Lee Cumbes, director de DCM en Barclays.
“Hoy más que nunca América Latina y el Caribe nos necesita y aquí estamos -dijo Díaz-Granados tras la colocación-, atrayendo nuevos recursos a tasas favorables para seguir apoyando a los gobiernos».
Por ejemplo, para «garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos», el sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por la ONU en 2015, hace falta escalar «tres veces el nivel de inversión actual», sostuvo Díaz-Granados al disertar en la segunda Cumbre «Finanzas en Común» realizada durante 19 y 20 de octubre en Roma, Italia, y organizada por la asociación de Bancos Públicos de Desarrollo (PDBs) de todo el mundo.
En ese mismo panel habló después el presidente Alberto Fernández, junto con directivos del Banco Mundial y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), nucleamiento de los países desarrollados que fija lineamientos para el resto.
«Mi aspiración es que CAF –señaló su titular- se convierta en el Banco Verde de América Latina y el Caribe y aumentar nuestro financiamiento climático al 40% de la cartera para el 2026”, apuntó.
El crack
CAF fue creado en 1970 y tiene sede en Caracas, Venezuela. En 1993 comenzó a fondearse ofreciendo bonos en el mercado de capitales. Lleva desde entonces 200 emisiones por más 48.000 millones de dólares, el 90% de los cuales fueron colocados desde 2008 en adelante: hito de la crisis financiera que, por lo visto, inauguró una nueva forma de movimiento de capitales.
Según su propio registro 2018-2021, España es el países que más lo utiliza recibiendo una media anual de créditos por 4.000 millones de dólares. Lo sigue Argentina con 3.600 millones por año, cuota que en junio de 2021 ya fue superada. Y esta semana el gobierno volvió a tomar nuevos préstamos.
El balance del segundo trimestre de 2021 muestra que los activos de CAF suman 47.230 millones y 34.250 millones de dólares los pasivos, de los cuales el 79% son bonos.
Coalición y comunidad financiera
Hay más de 527 Bancos Públicos de Desarrollo (PDBs) en todo el mundo que operan a nivel subnacional, nacional, regional e internacional. En 2020 movieron en conjunto 2,2 billones de dólares en financiamiento: el 10% del total invertido en todo el mundo por todas las fuentes públicas y privadas combinadas. Y se presentan como actores fundamentales de la arquitectura de financiamiento del desarrollo, como un puente entre las políticas nacionales y los desafíos globales, los intereses públicos y el capital privado.
“Tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que los flujos financieros respondan a las necesidades de desarrollo sostenible de nuestros países», afirmó el titular de CAF en la segunda cumbre de los PDBs.
La Coalición de PDBs había sido formada el año anterior para unir fuerzas y apoyar la transformación de la economía mundial y de las sociedades. Las palabras claves: desarrollo sostenible, resiliente e inclusivo. Así lo dice su declaración fundacional firmada en París en 12 de noviembre de 2020.
“Afirmamos nuestra determinación para cambiar de manera colectiva nuestras estrategias, nuestros modelos de inversión, nuestras actividades y modalidades operacionales, a fin de contribuir al cumplimiento de los ODS y el Acuerdo Climático, además de dar respuesta a la crisis de la COVID-19”, dice también aquella primera misiva.
Al cierre de este segundo encuentro en Roma, el titular de Asuntos Económicos de la Unión Europea, Paolo Gentiloni, dijo que las inversiones necesarias para realizar la transición ‘verde’ son tan grandes que la financiación pública por sí sola no será suficiente. Las finanzas privadas serán cruciales«.
En esas cumbres participan además organizaciones internacionales, gobiernos, bancos centrales, empresas y entidades financieras del sector privado, asociaciones civiles, fundaciones, think tanks y miembros de la academia. En conjunto se proyectan como “el Sistema de Finanzas en Común”.