La suba de la tasa de interés en EEUU atraviesa el planeta. Parece lejano y técnico, pero sus variaciones centralizan flujos de capital de todo el planeta.
Esa es la paritaria mundial, donde se dirime el precio que forma todos los precios. Incluso la mano de obra y los alimentos que, en tanto commodities, se determinan en la Bolsa de Chicago. Allí está el escenario de lucha de los accionistas del capital -la Bolsa- donde pelean por apropiarse unos de los excedentes de otros, incluso inflando los precios de sus activos que no tienen que ver con la suma de los costes de la producción.
Con esos condicionamientos así puestos, acá en el llano el problema parece ser solamente cómo hacer más llevadera la vida. La intangibilidad de lo digital y la inmensidad de lo global hacen que esa distancia parezca cada vez más insalvable, aun cuando sufrimos directa e inmediatamente sus efectos.
La pelea dentro del campo popular pasa por asumir eso como problema y no sus consecuencias como gestión de una pobreza que nunca será superada. Y hacerlo es organizarse para tocar ese talón de Aquiles y poder, entonces realmente, comenzar a jugar otro partido. Es decir, nuestro partido.
Caso contrario, como hasta ahora: “Todos atrás y Dios de 9”.