La emisión monetaria para cubrir el gasto social es la muletilla recurrente con la que se intentan imponer en el sentido común las zonceras de estos tiempos. Lo que no se ve -y ese sí que es el problema- es el mecanismo completamente aceitado mediante el cual la emisión de moneda se distribuye entre los bancos, exclusivos tenedores de Letras de Liquidación.
Mientras el grueso de la sociedad mendiga trabajo y mejores condiciones de vida para cubrir necesidades básicas, el sector financiero valoriza sus activos sin más y externaliza los recursos emitidos sin que hayan sido tocados por los de a pie.
El sector privado se hace Estado y es soberano. Impone su lógica como condicionante para toda sociedad y hasta generaliza la explicación de lo que se puede, lo que no, y por qué no. Sin el propósito y la determinación de desterrar esa condición de poder que es la causa de los problemas cotidianos, no hay más lugar para seguir prometiéndonos futuros que nunca, así, han de llegar. No son denuncias ajenas sino reconocimientos de otro aspecto de esta realidad que nos aqueja: las autolimitaciones en la concepción y en la voluntad de poder.
Busqué El Megáfono porque un amigo citó un fragmento de su editorial. Corta y clara, excelente: «No son denuncias ajenas sino reconocimientos de otro aspecto de esta realidad que nos aqueja: las autolimitaciones en la concepción y en la voluntad de poder». Gracias