El 2021 culminó con una conversación telefónica entre los presidentes de Rusia y EEUU, en la cual se cruzaron advertencias: Biden amenazó con respuestas económicas y militares en caso de un avance ruso sobre Ucrania, mientras que Putin exigió cercenar toda posibilidad de ingreso de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la salida de todo tipo de tropas y armamentos establecidos en el país vecino.
El escenario no se enfrió y, a la par que Rusia y Bielorrusia desarrollaban ejercicios militares en zonas cercanas a la frontera ucraniana y en la península de Crimea, los países de la alianza atlántica fortalecieron sus posiciones en el este de Europa.
Esta semana, la Casa Blanca comunicó oficialmente la inminencia de “una invasión rusa”, advirtió sobre la posibilidad de una operación “de falsa bandera” en el este de Ucrania y, al igual que países aliados, pidió a sus ciudadanos abandonar el país.
Por su parte, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, denunció “terrorismo mediático”, anunció el fin de los ejercicios militares y el retiro de vehículos y unidades de la zona caliente y planteó que la desinformación propagada desde Estados Unidos sirve como excusa para que la OTAN se instale militarmente en la región y Kiev pueda avanzar sobre las repúblicas independentistas del Donbás (Donetsk y Lugansk).
La Organización del Atlántico, reunida hasta el miércoles en Bruselas, negó la retirada rusa: “Lo que vemos es que han aumentado el número de tropas y vienen más tropas en camino. Entonces, hasta ahora, no hay desescalada”. Su secretario general, Jens Stoltenberg, llamó al Kremlin a no desafiar “los principios fundamentales que han sustentado nuestra seguridad durante décadas” y habló de “nueva normalidad en Europa”, a la par de que los que comandantes militares definían fortalecer sus defensas en el sudeste europeo.
Este jueves, mientras el gobierno de Kiev acusaba a hackers rusos de una serie de ataques cibernéticos contra bancos e instituciones oficiales, el Departamento de Estado de EEUU anunció que Moscú expulsó al “número dos” de su embajada en Rusia, Bart Gorman.
Donbás: las repúblicas de Donetsk y Lugansk
Esta semana, el parlamento ruso (la «Duma»), tras una iniciativa del partido “Rusia Unida”, solicitó al presidente que reconociera la independencia de las dos regiones disidentes en el este de Ucrania, que se encuentran luchando contra las fuerzas del gobierno desde 2014.
La respuesta de Ucrania y EEUU fue automática: si Rusia reconoce las repúblicas, violaría los “Acuerdos de Minsk” y habrá una “firme y rápida respuesta, en plena coordinación con nuestros aliados y socios”.
Ayer, el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos se acusaron mutuamente de bombardeos y escalada en el este de Ucrania, sitio en donde el Kremlin alertó de una “peligrosa concentración de fuerzas (ucranianas), por lo que es bastante probable una operación militar y un intento de resolver la cuestión por la fuerza en el sureste”. Y eso sí, aducen, “es una abierta violación a lo acordado en Minsk”.
Alemania y China
Olaf Scholz, canciller de Alemania, realizó su primera visita oficial a Rusia y en una reunión con Putin planteó desarrollar mecanismos que contribuyan a la seguridad mutua de los países de Europa, involucrando a la OTAN y la OSCE, garantizando la “inviolabilidad de las fronteras, así como la soberanía y la integridad territorial de todos los Estados”.
La respuesta de Putin se mantuvo en lo ya descrito: acusó a Ucrania de estar cometiendo un genocidio en el Donbás y a la OTAN de cruzar una “línea roja” estableciéndose en el sureste europeo.
El gobierno chino, por su parte, acusó a EEUU de “estar exagerando con la amenaza de la guerra y crear un ambiente de tensión”. Xi Jinping, en conversación telefónica con el presidente francés, Emmanuel Macron, propuso reafirmar el uso de las plataformas multilaterales, como lo es el «Cuarteto de Normandía» para la resolución de este tipo de conflictos.
La energía como trasfondo
El 20% de la producción eléctrica de Europa depende del gas, recurso natural que en el mercado de referencia holandés pasó de valer 20 euros a 80, en los últimos meses (con picos mayores a los 160). En promedio, el 57,5% de la energía consumida por los 27 países de la Unión Europea proviene de afuera de la Unión Europea.
Rusia, a través de la estatal Gazprom, suministra el 40% del gas de Europa.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), en el último trimestre de 2021, los envíos se recortaron un 25% fundamentalmente a través de los gasoductos Yamal-Europa (pasa por Polonia y Bielorrusia) y del corredor ucraniano, ambos con dirección a Alemania, país cuyas 2/3 partes de gas importados provienen de Rusia.
Es así, también, que las reservas de gas europeas cayeron de casi un 50% a un 35%, y según el jefe de la AIE, se debe a los recortes efectuados por Gazprom, a pesar los inmensos precios de este combustible.
Según la portavoz del Kremlin, Rusia es el “suministrador más fiable” de gas a los países europeos. “Naturalmente, esto crea un disgusto muy fuerte en EEUU, porque se trata de un sector grande del mercado que ellos quieren arrebatar. Y por esto inventan la situación en torno a Ucrania, […] intentan obstaculizar el Nord Stream 2 para obligar a Alemania a abandonar el proyecto, amenazan con sanciones para ocupar este mercado y empezar a suministrar sus recursos“.
Nord Stream 2, gasoducto gemelo al báltico Nord Stream, construido para duplicar las exportaciones directas a Alemania (sin pasar por Polonia o Ucrania), costó alrededor de 9,5 mil millones de euros y fue financiado al 50% por empresas europeas como Shell, Engie, y las alemanas OMV y Uniper. Desde su finalización en septiembre, su aprobación se ha postergado por “incumplir requisitos de la legislación europea en materia de energía”.
El mismo Joe Biden, en conferencia de prensa conjunta junto al canciller alemán Olaf Scholz, afirmó que “si Rusia invade […] ya no habrá un Nord Stream 2. Acabaremos con él”.
Scholz, por su parte, no hizo alusión al tema.
Despliegue ruso en Japón y Siria
Este martes, el Ministerio de Defensa de Japón, anunció que una flota de 24 barcos rusos había estado realizando ejercicios en el Mar de Japón y el Mar de Okhotsk, frente al norte de Hokkaido, desde el 1 de febrero, incluyendo submarinos, destructores y fragatas.
Publicaciones de ADS-B Exchange y Flightradar24 advirtieron sobre la presencia de sistemas avanzados de guerra electrónica en el puerto sirio de Tartús, propiedad del Ejército ruso, capaces de desorientar a aviones, drones y misiles y de desactivar sus sistemas de control y destruirlos a una distancia de 400 kilómetros (y no de 250-300 como se creía anteriormente).
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