La inflación de precios de Estados Unidos (EEUU) sigue cuesta arriba y marcó nuevo record por encima de lo que proyectaban en “el mercado” y es la más alta desde 1982: 7,5% interanual en enero 2022.
Ya habían sido históricos el 6,2% de octubre, 6,8% de noviembre y 7% de diciembre pasados. En los últimos 8 meses, el Indice de Precios (IPC) estuvo siempre arriba del 5% y el salario, que había subido 0,7% en promedio en enero, perdió poder adquisitivo. En los últimos doce meses, en total, el gasto de las familias se incrementó 4.000 dólares.
Como acá, el presidente norteamericano Joe Biden dijo allá que han «utilizado todas las herramientas a nuestra disposición» y aun así «impacta en la mesa de los estadounidenses». Muestra así que hay otros factores que justamente son ajenos a los gobiernos.
Autos usados (40,5%), energía (30% -con el petróleo arriba del 50%), electrodomésticos y tecnología (12,3%), alimentos (7%), servicios (4,1%) y alquileres, encabezan el alza del IPC a colación de, por el lado de la oferta, los problemas en la producción automotriz por escasez de chips, el aumento de los precios internacionales de los commodities, los problemas en las cadenas globales de suministro y la valorización inmobiliaria.
En ese marco, y de modo similar a lo sucedido 40 años atrás, el actual titular de la Reserva Federal de EEUU (FED), Jerome Powell, ya no habla de que la inflación es “transitoria” y se espera que en la reunión del directorio de mediados de marzo determinen la suba de la tasa de interés de referencia para enfriar la economía. Incluso el Banco Central Europeo (BCE), que había rechazado la idea de aumentar las tasas este año, ahora ya no descarta esa opción.
A inicios de los años ’80, el banco central de EEUU subió fuertemente la tasa de interés hasta 19% y años después bajó la inflación. Esa terapia implicó mientras tanto encerrar la fuerza de trabajo, es decir, la población misma en una situación de alto desempleo y recesión.
Ahora, anticipando las decisiones a tomar en los próximos meses, los programas de ayudas sociales y de infraestructuras (de 1,2 billones de dólares) que están en tratamiento en el Congreso norteamericano son cuestionados por los representantes del Partido Republicano y también por los propios del Partido Demócrata, porque pueden justamente sobrecalentar la economía.
Así, la gobernabilidad y la integración del país del norte queda en evidencia.
Para el presidente de la FED del estado de Saint Louis, James Bullard, los datos justifican un ajuste de 100 puntos básicos (1%) de una sola vez en julio. Para su par del estado de San Francisco, Mary Daly, la suba de la tasa de interés tiene que ser más medida porque “una acción brusca y agresiva puede tener un efecto desestabilizador sobre el crecimiento y la estabilidad de precios que estamos tratando de lograr”. Moverla en marzo y ahí medir, propuso.
Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión más grandes del mundo, pronosticó la semana pasada que este año la FED tocará 7 veces la tasa de interés a razón de, por lo menos 0,25% puntos por vez.
El Deutsche Bank vió con preocupación que llegaría a 1,75% en diciembre porque podría amenazar la recuperación económica global.
En lo que va del año, las rondas de negocios en el mercado bursátil promedian saldos negativos, sobre todo en los sectores que venían hasta ahora creciendo casi sin límites.
En estos tres meses, el índice tecnológico Nasdaq cayó 10%, el S&P500 -6% (-400.000 millones de dólares) y el Dow Jones de Industriales -4%. Las acciones de las tecnológicas de FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix, Google) han bajado. Las acciones de dos tercios de las empresas que conforman el S&P500 cayeron, en promedio -11%.
Y aun así algunos pocos Fondos Comunes de Inversión sacan más tajadas.
Crisis y guerra
El precio del petróleo, que sigue batiendo récords en la escalada de los últimos 7 años, empuja la inflación en todo el mundo. Rusia es el mayor productor de petróleo del mundo y el mayor proveedor de gas natural a Europa, un tercio llega por medio de los gasoductos que atraviesan Ucrania.
Por caso en Europa, los precios del gas natural y la electricidad subieron más 10% y sus almacenamientos de reserva se redujeron del 50 % al 35 % en los últimos meses.
Además, las praderas rusas y ucranianas abastecen una cuarta parte del comercio mundial de trigo y una quinta parte del maíz: otro de los commodities que más inflan el costo de vida en todo el mundo.
La misma crisis golpea ahora, en esta economía global integrada, a los países centrales y sus salidas son ajuste dentro de sus países sobre su propia población trabajadora y guerra hacia afuera.