Estados Unidos ve que “el dólar ya no es la moneda hegemónica mundial, sobre todo a partir de lo que significa China en el comercio mundial y, como se dice en el barrio, está tratando de tirar del mantel para evitar que se construya una nueva situación“. Es la síntesis que hizo en C5N Marcelo Brignoni, analista internacional y asesor de la vice-presidencia argentina.
Los gráficos del Banco Mundial dan cuenta que la mesa de 1980 de la economía mundial no es la misma que la de 2020. El despliegue militar ruso impuso a todos los comensales otro tipo de situación sobre la cual deben ahora tomar otras decisiones.
Ayer, a 8 días de iniciado la operación militar del ejército ruso sobre Ucrania, la segunda ronda de negociaciones realizada en la localidad Belovezhskaya Pushcha, Bielorrusia, finalizó con el acuerdo de crear corredores humanitarios para evacuar a civiles y declarar cese al fuego en esas zonas.
Según la Oficina de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), un millón de personas salieron de Ucrania hacia países vecinos.
Horas antes del encuentro, el canciller ruso Serguéi Lavrov, marcó la cancha: “Estamos dispuestos a negociar, pero continuaremos nuestra operación, porque no podemos permitir que en Ucrania exista una infraestructura que amenaza a la seguridad de Rusia. La desmilitarización será llevada a término con la eliminación de esta infraestructura y armamentos“.
Rusia reclama “la desmilitarización y la desnazificación“ de Ucrania, el reconocimiento de su soberanía sobre la península de Crimea, cuya población plebiscitó en 2014 unirse a la Federación Rusa, el reconocimiento de la independencia que autoproclamaron también ese año las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk, y que Ucrania siga siendo neutral respecto a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Entre noviembre de 2013 y febrero de 2014, la capital ucraniana de Kiev fue el centro de las operaciones cívico-militares pro-europeas que dieron un golpe de estado contra el presidente Víktor Yanukóvich quién había sido electo por tercera vez en 2010 y que había suspendido la firma de un tratado de libre comercio con la UE. Entre 1997 y 2002, el líder del Partido de las Regiones gobernó Donetsk.
Esas poblaciones que en 2014 se levantaron en armas por su independencia, siguen siendo bombardeadas por el gobierno nacionalista ucraniano con los suministros de países de la OTAN. El ministro ruso de Defensa, Serguei Choigu, denunció que allí operan «compañías militares privadas norteamericanas» como Blackwater.
Ese año, el gasto militar ucraniano era del orden del 3% del PBI y en 2022 llega al 6%. Solo en 2021, EEUU le vendió 650 millones de dólares en armas. Y en diciembre pasado el presidente Joe Biden autorizó otra partida por 200 millones más. Ya en enero, el secretario de Estado Antony Blinken lo dijo sin tapujos: “Hemos dado más asistencia militar en el último año que en cualquier momento desde 2014“.
A mediados de diciembre, el gobierno de Vladimir Putín avisó que está listo para iniciar un diálogo con Washington sobre las garantías de seguridad que busca: que la OTAN retroceda a las fronteras pactadas en el tratado de Postdam de 1945, violados en 1997 con la incorporación de países de Europa central y oriental, y un compromiso de no desplegar misiles fuera de sus territorios.
El pedido explícito del presidente ucraniano para ingresar tanto a la UE como a la OTAN, el aumento de asistencia armamentística, los ejercicios militares en los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), y la suspensión de los contratos de obra y de certificación del nuevo gasoducto Nord Stream II que llegará directamente a las playas de Alemania atravesando el Mar del Norte, blandieron los tambores.
Días antes de iniciar el despliegue militar del 24 de febrero, el congreso de la Federación Rusa reconoció la soberanía de las Repúblicas de Donetsk y de Lugansk, medida avalada por el 73% de los rusos según una encuesta oficial.
El filósofo ruso Alexander Dugin, autor de Fundamentos de Geopolítica, apuntó que la operación militar terminará en una Unión Euroasiática. “Estamos dando vuelta una página de la historia para darle nacimiento a un mundo multipolar muy diferente. Los eslavos orientales debemos convertinos en un único polo mediante la integración de toda Eurasia“.
Hasta ahora, la Asamblea General de la ONU condenó la operación rusa con el voto de 141 países sobre 193 países que la forman, 5 en contra (Rusia, Bielorrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea) y 35 abstenciones. Entre ellas, la de China, Irán, India, Sudáfrica, Cuba, Bolivia, El Salvador y Nicaragua.
Además de las sanciones conjuntas tomadas con EEUU, los países europeos suspendieron los canales de TV rusos, cerraron el espacio aéreo a aviones de ese país, envían armas y dinero a Ucrania y tropas, aviones y navíos a su alrededor.
Pero dentro de los propios países europeos empieza a haber conflictos. En Alemania y Francia, algunos diputados pidieron explicaciones al gobierno por el envío ilegal de armas a un país que no forma parte de la OTAN, sin legislación ni autorización del Congreso.
Es lo que preguntó ayer el embajador ruso ante la sede europea de la ONU en Ginebra, Gennady Gatilov: “cuál de los instrumentos internacionales de derechos humanos de los que forman parte dice que suministrar armas letales facilita salvar vidas“.
En materia económica, congelaron los activos de algunas empresas públicas (entre ellas el Banco Central) y privadas, impidieron operaciones comerciales, suspenden la valorización en las Bolsas y excluyeron a algunos bancos del sistema internacional de pagos interbancarios SWIFT. Alemania fue la que se ocupó de que la medida no alcanzara a todos los bancos.
Además, las sanciones excluyen las operaciones de sector gasífero. El 40% del gas que consumen los europeos llega desde Rusia. Aun bajo fuego, las tuberías que atraviesan Ucrania han seguido bombeando gas.
Ayer se reunieron los integrantes del Comité Bancario del Senado norteamericano con el presidente de la Reserva Federal (FED), Jerome Powell, y concluyeron en una preocupación: que China aproveche las medidas tomadas para desconectar a Rusia, tome nota “del problema del dólar como medio de intercambio con el mundo“ y salga a promover su sistema de transferencia de pagos“. Se trata del CIPS, en funcionamiento desde 2015 y mediante el cual opera con bancos rusos desde 2019.
En 2014, Rusia también lanzó su propio Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS). Hace 5 años que opera completamente con cualquier moneda, ya es usado por la filiales bancarias rusas en Alemania y en Suiza, y en 2021 se sumaron más de una veintena de bancos de países de Eurasia.
El último día de febrero Rusia lanzó otra operación: la jefa del Banco Central, Elvira Nabiúlina abrió las puertas a todos los operadores del mercado financiero extranjero que quieran sumarse.
Vladimir Putin dijo ayer que “la operación militar avanza conforme al calendario previsto“ y acusó a los nacionalistas neonazis ucranianos que cometen crímenes de guerra montando armamentos sobre edificios y usando a la población civil del escudo. Su par ucraniano, Volodimir Zelensky, por el contrario, lo acusa de crímenes de lesa humanidad y también dice que la ofensiva está siendo detenida. Acusó 9.000 soldados rusos muertos y Rusia reconoce 500 bajas.
La competencia informativa es parte de la guerra misma, los monopolios construyen su relato para que el público mundial elija entre los buenos y los malos.
Vistas las tendencias y las operaciones en desarrollo, se puede distinguir con claridad la coalición de fuerzas que avanza hacia un nuevo escenario global para desplegar toda su potencia y la coalición que intenta defender el orden ganado en la última guerra mundial y el despliegue trans-nacional del capital de Occidente a Oriente en la era neoliberal.
Por ahora, los pueblos se anotician de una beligerancia que todavía les es ajena. Esta competencia inter-imperialista solo va a terminar, cuando deje de serlo.
Muy bue aporte. Excelente video para desasnar jn poco nuestra visión internacional