Las empresas europeas van aceptando las condiciones que estableció el gobierno ruso el 31 de marzo para que le paguen el gas: abrir dos cuentas en Gazprombank (GPB), una en euros o dólares y otra en rublos. La entidad recibe unos, hace la conversión y los transfiere a la otra. La Comisión Europea (CE), también.
Según la agencia de noticias AFP, el gas que importan los países europeos proviene en un 45% de Rusia, 18% de Noruega, 13% de Argelia, 6% de EEUU, 4,4% de Catar y 3,4% de Nigeria.
El 27 de abril Gazprom cortó el suministro a Polonia y Hungría, a quienes se les había vencido el contrato y debían realizar uno nuevo.
“No deben acceder a las demandas rusas”, fue la primera reacción expuesta por la alemana Ursula Von der Leyen, presidenta de la CE. “Esto sería un incumplimiento de las sanciones, por lo que implicaría un alto riesgo para las empresas”, advirtió entonces.
Igualmente, unas 10 empresas del continente ya habían abierto su cuenta bancaria en la filial suiza de GPB. Entre ellas, las mayores importadoras individuales: la alemana Uniper y la austríaca OMV. Días después se sumó el gobierno de Hungría y la italiana ENI.
Son 23 los países de ese continente que se proveen de Rusia con contratos nominados en euros o dólares. Pero muchos de ellos vencen a lo largo de mayo.
Desde entonces, varios gobiernos y grandes importadores le pidieron más claridad al ejecutivo europeo sobre si pueden seguir comprando este insumo que sirve para calentar los hogares, producir electricidad y alimentar las fábricas.
Este miércoles, la CE dijo que “no es aconsejable” pero dio el visto bueno para que abran cuentas en el banco ruso.
Moscú ha tomado esta medida porque las sanciones impuestas por los aliados occidentales de Europa y Norteamérica, no puede comerciar en moneda extranjera, algunos bancos rusos fueron inhabilitados para operar y parte de las reservas monetarias rusas que están fuera del país le fueron confiscadas. Y pretenden entonces que no les suceda lo mismo con estos pagos.
La calificadora Scope Ratings señaló que “las exigencias rusas socavan las sanciones de la región y debilitan la estrategia común”.