La semana pasada, los demócratas llegaron a un acuerdo en el senado con un nuevo proyecto de ley para retomar el aumento de la recaudación fiscal, aunque es sustancialmente más pequeña que la prometida en campaña por el presidente Joe Biden. El proyecto impone un impuesto mínimo del 15% a las corporaciones con ganancias superiores a 1.000 millones de dólares, recaudando 313.000 millones de dólares durante una década. Las empresas podrían reclamar pérdidas operativas netas y créditos fiscales contra el 15%.
El año pasado, Biden propuso que sea del 28% y fue rechazado por los legisladores republicanos e incluso por algunos de su propio partido. Esa tasa cayó del 35 % al 21 % después de un recorte de impuestos de 2017 impulsado por el entonces presidente Donald Trump y avalado por los republicanos.
Otro objetivo de la nueva norma, comunicada por los senadores demócratas Chuck Schumer y Joe Manchin es cerrar la exención fiscal de Wall Street que permite a muchos financistas de capital privado y fondos de cobertura pagar la tasa impositiva más baja sobre las ganancias de capital en gran parte de sus ingresos, en lugar de la tasa impositiva más alta que pagan los asalariados. Eliminando ese vacío, recaudaría 14.000 millones de dólares. Además, fija una tasa de 16,4 centavos de dólar por galon de petróleo que pagarán todas las refinerías de EEUU que importen crudo o productos derivados.
Se trata de poder “bajar los precios de los medicamentos recetados, abordar la crisis climática con urgencia y vigor, asegurar que las corporaciones e individuos más ricos paguen su parte justa en impuestos y reducir el déficit”, explicó el senador Schumer.
En conferencia de prensa, Biden señaló el miércoles 27 de julio que así reducirá aun más el déficit, que “este año bajó a un record de 1,7 billones de dólares”. Apeló a que “las grandes corporaciones paguen su parte justa de impuestos, sin ningún aumento de impuestos para las familias que ganan menos de 400.000 dólares al año”.