El primer debate público realizado el pasado domingo 28 de agosto entre los 6 brasileros candidateados a presidir el país, quedó reducido al cruce de acusaciones directas entre Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro. En ese orden, el ex y el actual presidente encabezan la intención de votos. En eso, todas las consultoras están de acuerdo. Y algunas estipulan que Lula ganaría directamente en la primera vuelta a realizarse el 2 de octubre próximo.
«Su Gobierno fue el más corrupto en la historia de Brasil», dijo Bolsonaro, militar retirado, primer mandatario desde 2019 por el Partido Social Liberal y diputado por Río de Janeiro entre 1991 y 2018. Lula, presidente entre 2003 y 2010 por el Partido de los Trabajadores (PT), le respondió: «está destruyendo» el país.
Días después, la consultora Poder-Data publicó los resultados del sondeo de agosto sobre intención de voto: 44% a 36%. Lejos, Ciro Gomes (Partido Democrático Laborista) con 8%, Simone Tebet (Movimiento Democrático Brasileño) con 4% y José María Eymael (Democracia Cristiana) con 1%. Y en una posible segunda vuelta, el candidato PT tendría 50% de votantes y Bolsonaro 41%.
El mismo sondeo de PoderData pero de febrero de 2022 marcaba esta tendencia: 40% para Lula, 31% para Bolsonaro.
Ese mes se hicieron públicos otros apoyos al ex presidente: un informe del banco Credit Suisse ya trataba a Lula como próximo presidente de Brasil. Reconoce que su política va a recuperar «la protección social de los trabajadores” y «suspender la agenda de privatizaciones y concesiones al sector privado y aumentar la participación de las empresas estatales en el mercado”.
“Pero el hecho de que el expresidente esté asintiendo a los partidos de centroderecha y derecha -dice el informe- nos da confianza en que adoptará una postura pragmática”. Por pragmático, Credit Suisse entiende: «la aprobación de reformas y con algunos avances en el proceso de consolidación fiscal como en 2003.”
Lo mismo dijo a principios de ese mes, Luiz Stulhberger, CEO del fondo Verde Asset: «los gringos están mirando a Lula con cierto pragmatismo». A su lado, Rogerio Xavier, socio fundador del fondo de inversiones SPX con sede en Londres dijo que no está necesariamente de acuerdo con que Lula sea moderado pero es poco probable que una administración del PT promueva reformas estructurales importantes. Ambos estaban en un evento para inversores organizado justamente por Credit Suisse.
«Pueden decir lo que quieran pero en el exterior Lula es un éxito», agregó Xavier. Con él, «los inversionistas extranjeros ven una opornidad para que Brasil mejore».
Estas posiciones estaban respaldadas por lo que acontecia entonces en el mercado. En enero de 2022, el flujo extranjero ingresado en la Bolsa de Valores de San Pablo, la plaza financiera más grande de Latinoamérica, fue de 5.700 millones de dólares: la segunda mayor entrada de capital extranjero desde 2008.
En marzo, la corporación financiera suiza aconsejó reducir la exposición en los países europeos y elevó la calificación para las naciones emergentes: además de destacar a China, impulsó a invertir en México y en Brasil.
En paralelo, Lula hablaba en la cadena radial RDR sobre la política económica del país: «hoy exportamos a China tres o cuatro veces más de lo que exportamos a EEUU. Pero la élite brasileña está lamiendo botas, esperando que EEUU haga algo por nosotros».