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El Uruguay es la llave de la Cuenca del Plata y el Atlántico Sur”
Alberto Methol Ferré
Hace ya tiempo el más célebre politólogo uruguayo advirtió que el gobierno presidido por Luis Lacalle Pou, en materia de política internacional tiene más cercanía y afinidad con la claudicante doctrina Rodríguez Larreta, que con la firme postura antimperialista de Luis Alberto de Herrera, bisabuelo del actual mandatario.
El 3 de agosto pasado, el Poder Ejecutivo con la firma de Lacalle, envió al Parlamento un proyecto de ley de un único artículo, que pretende aprobar un convenio militar logístico con la potencia hegemónica norteamericana. Se trata del pomposamente denominado: “Acuerdo para la Adquisición de Suministros y la Prestación Recíproca de Servicios (US – UY – 02) entre el Ministerio de Defensa Nacional de la República Oriental del Uruguay y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos de América”. Nombre que disimula la esencia del texto con la referencia a la adquisición de suministros.
En el artículo II de dicho acuerdo, la lista de las definiciones incluye en el literal “e.” sobre “Apoyo Logístico, Suministros y Servicios”, la siguiente explícita referencia a Bases militares: “apoyo a operaciones en bases (y la construcción correspondiente a ese apoyo)”.
Nótese que dice “bases” en plural, y resulta inconcebible por impracticable que el apoyo de las Fuerzas Armadas de Uruguay a operaciones en bases de los militares de Estados Unidos se realizase fuera del territorio uruguayo. De modo que se está estipulando el apoyo logístico uruguayo a operaciones militares de Estados Unidos en bases constituidas en el Uruguay. Por si fuera poco se enuncia al mismo tiempo la “construcción correspondiente a ese apoyo”.
El artículo III del acuerdo hace referencia al ámbito de aplicación. Menciona inicialmente, como finalidad, el apoyo logístico para ejercicios combinados, el adiestramiento, los desplazamientos, operaciones u otras actividades cooperativas. Sin embargo a continuación agrega “o en circunstancias imprevistas o situaciones en las que una de las Partes pueda requerir Apoyo Logístico, Suministros y Servicios a las Fuerzas Armadas de la Parte proveedora”.
¿A qué clase de “circunstancias imprevistas o situaciones” se refiere el Acuerdo? ¿Se incluyen “circunstancias imprevistas o situaciones” de guerra que desarrolle Estados Unidos en el Atlántico Sur o en la Cuenca del Plata o el Cono Sur? ¿”Circunstancias imprevistas o situaciones” que involucren a las Malvinas y la Antártida, como ocurrió en ocasión del apoyo estadounidense al Reino Unido contra Argentina durante la Guerra de las Malvinas?
Es necesario e imprescindible recordar que el poder militar de Estados Unidos ha estado, desde al menos la primera mitad del siglo pasado, interesado en contar con bases aeronavales en Uruguay.
Carlos Quijano junto con su adversario Luis Alberto de Herrera fueron casi en soledad quienes se opusieron más tenazmente y con éxito a la instalación de una Base militar de Estados Unidos en Laguna del Sauce, cerca de la península Punta del Este, en el límite entre el Río de la Plata y el Atlántico, durante la década del ‘40 del siglo XX.
Herrera y sus seguidores, de esos tiempos lejanos y olvidados, tenían como lema “Bases Jamás”.
En la sociedad de la amnesia colectiva inducida y la pura inmediatez vacía, parece que aquello ya no significa nada. Los descendientes sustituirán el “Bases Jamás” por “Bases Forever” (adecuada y colonizadamente en inglés).
Quizás lo más triste del caso es que el Acuerdo cuya aprobación parlamentaria impulsa Lacalle Pou fue firmado en 2012 por el Ministro de Defensa de aquel entonces, Eleuterio Fernández Huidobro, durante el segundo gobierno del Frente Amplio (Guido Manini Ríos ya había sido ascendido a general en el 2011). Sin embargo el proyecto no fue votado en el Parlamento.
La Fundación Vivian Trías organizó, con motivo de la firma de ese polémico acuerdo logístico referido a operaciones en Bases, dos ciclos de debates muy críticos y públicos en el 2012 y el 2013, que tuvieron repercusión mediática, así como numerosa asistencia de público militante. Finalmente la bancada del Frente Amplio, mayoritaria en ese período, felizmente no acordó la aprobación del convenio logístico con Estados Unidos.
Aun así, entre noviembre y diciembre del 2018, en el tercer gobierno del Frente Amplio presidido por Tabaré Vázquez (cuando todavía era comandante en Jefe del Ejército el General Guido Manini Ríos), hubo una Base Militar de Estados Unidos en el Aeropuerto de Carrasco, durante la Cumbre del G20 organizada en Argentina.
Si el Acuerdo logístico fuera aprobado ahora en el Parlamento se trataría del más grave convenio militar con Estados Unidos desde el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) de 1947 y el Convenio de Asistencia Militar entre Uruguay y Estados Unidos de 1952, aprobados en pleno auge del segundo batllismo, en consonancia con el característico panamericanismo pro-estadounidense del batllismo desde sus inicios.
La cuestión resulta más peligrosa al considerar que durante la visita de Lacalle Pou al Reino Unido, según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay, en una Declaración conjunta sobre la reunión bilateral entre Uruguay y el Reino Unido, el Primer Ministro (Boris Johnson) y el Presidente (Lacalle) “se comprometieron a mejorar la cooperación en Defensa y Seguridad en asuntos de interés mutuo”.
Más adelante afirma el texto: “Ambos países, en el marco de su relación de amistad y de cooperación humanitaria, se comprometieron a desarrollar los vínculos ya existentes en la temática antártica”. La expresa referencia a la “temática antártica” implica necesariamente, aunque no se la mencione, a las Malvinas, con todas las consecuencias irritantes que eso tiene para Argentina.
Lamentablemente seguimos sin conocer detalles acerca del compromiso en materia de Defensa y Seguridad con los británicos, hoy liderados por una Primer Ministro que en su campaña electoral se declaró dispuesta a usar armamento nuclear.
También es conveniente recordar que en diciembre del 2021, el todavía presidente del derechista Partido Popular español estuvo de visita en el Cono Sur, se reunió con Lacalle Pou y le propuso el ingreso de Uruguay a la OTAN. Dicen versiones de prensa que Casado fue ovacionado al hablar ante el directorio del Partido Nacional.
Como consecuencia el diputado frentista del PCU, Gerardo Núñez, hizo un pedido de informes acerca de si el gobierno uruguayo considera esa propuesta de ingresar a la alianza militar del Atlántico Norte, liderada por Estados Unidos. La respuesta de la Cancillería desestimó la idea, afirmando que “no forma parte de la agenda del gobierno”.
Es bien probable que así sea, ya que para los países dependientes, los del sur global, no es posible ingresar como miembros a la OTAN. La categoría que esa alianza militar reserva para países de América Latina, Asia, África u Oceanía es la de socio global de la OTAN, como en el caso de Colombia desde el 2018 (que es a la vez aliado extra-OTAN de Estados Unidos)
No faltan versiones de que el gobierno blanqui-colorado-maninista, especialmente ahora que el izquierdista Petro preside el gobierno colombiano y se avecina la elección de Lula en Brasil, aspira a que Uruguay sea declarado aliado extra-OTAN de Estados Unidos y a la vez socio global de la OTAN. Los coqueteos con China no serían más que excusas y señuelos para asegurar el alineamiento con Estados Unidos y la OTAN.
Los dos años y medio que restan del actual gobierno responderán a esas interrogantes.
Mucho antes sabremos si se aprueba en el Parlamento el Acuerdo militar Logístico con Estados Unidos, que abre las puertas a las temibles Bases.
El viejo destino del Gibraltar del Plata desde el siglo XIX, de Ponsonbylandia devenida TioSamLandia vuelve a dibujarse en el horizonte del Uruguay, “llave de la Cuenca del Plata y el Atlántico Sur”, al decir de Methol o “pieza axial de la balcanización del cono austral” al decir de Vivian Trías.
Los “ganadores” nativos que ingenuamente quieran ser parte del “festín de leones”, de las luchas de los grandes poderes militares y económicos del mundo, más temprano que tarde sentirán los feroces huracanes de la historia derrumbando sus castillos de ensueños ilusorios.
Como ya hemos sostenido en otras ocasiones, no parece cercano el tiempo en que las elites uruguayas dejen de calzarse los zapatos de Lord Ponsonby y los botines de Mr. Monroe. Probablemente demoren en percibir la grave carga de calzar también sus débiles pies con las muy pesadas botas de la OTAN.