E
l volumen de letras, que crecen al calor de las subas de tasas de interés y el permanente endeudamiento, pone en evidencia la crítica situación. Por un lado, son las fracciones de capital las que disputan quién se queda con la riqueza que se aloja en las reservas del BCRA. Por caso el dólar soja, ahora tecno, son las políticas de cada grupo particular. Pero por otro lado, mientras los salarios no alcanzan, el interés bancario exprime hasta la limosna con su penetración, cada vez mayor, en la sociedad.
Por eso la educación financiera, impulsada por los actores del mercado de capitales, viene a extender esta red de financiarización en todos los rincones del país. E incluso ahora, con la fuerte incorporación de pymes, también ONGs que van a ese mercado a cambiar los cheques y obtener liquidez.
Cada vez mayor grado de inclusión. Todos adentro de esta red que socializa el mercado del endeudamiento y centraliza la propiedad accionaria del control empresario. Algunos funcionarios, en sus deseos de progresía social, hasta vanaglorian las ventajas de este momento.
Cabría preguntarnos, adentro ¿de qué? Ya no vale preguntarse ¿A costa de qué?.
Está a la vista de quiénes pierden y quiénes ganan permanentemente.