Desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983, las Fuerzas Armadas de la República Argentina, con el apoyo de amplios sectores civiles, instalaron nuevamente un gobierno de facto, derrocando por la fuerza al gobierno democrático de Isabel Martínez de Perón. Los militares instauraron un modelo económico y social de exclusión, practicando un Terroris-mo de Estado que violó repetidamente los derechos humanos. A partir de ese 24 de marzo se instrumentó un plan sistemático de imposición del terror y la eliminación física de miles de ciudadanos que fueron sometidos a secuestros, torturas y desapariciones en más de 500 centros clandestinos distribui-dos a lo largo y ancho del país. Otros miles de personas ocuparon las cárceles, sin causa alguna o con procesos inventados y muchos más debieron exiliarse como única posibilidad de sobrevivir. También bebés recién nacidos fueron arrancados de los brazos de sus madres en cautiverio, arrebatándoles así su identidad y sus familias. Las víctimas pertenecieron a una generación de jóvenes con un enorme compromiso con el país y que querían una sociedad más justa. Sólo a través del terror se pudo imponer un proyecto político y económico liberal basado en el endeudamiento externo, la apertura de importaciones y el consiguiente deterioro de la industria nacional. Este modelo económico y social no terminó con la dictadura sino que continuó profundizándose hasta el año 2000 generando una profunda crisis socio-económica. Durante la dictadura cívico militar, fueron mujeres y hombres, pero sobre todo mujeres, las que se organizaron para iniciar la búsqueda de sus familiares desaparecidos: las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Estas mujeres que sin más poder que su dolor, su amor y su coraje, enseñaron el camino de la lucha para reconstituir un orden democrático y conseguir Justicia y Verdad. La gravedad de lo ocurrido, su saldo doloroso y desgarrador, las consecuencias de la concentración económica, el desempleo, el aumento de la pobreza, la destrucción de la economía local y la exclusión que se derivaron del modelo implementado, hacen obligatoria la reflexión sobre ese período. La conmemoración de este feriado nacional es un compromiso con todos aquellos a quienes les arrebataron la vida o sufrieron los tormentos en esa época. Es una reflexión que cada año nos obliga como sociedad a reclamar Juicio y Castigo a los culpables de los crímenes que se cometieron. Este ejercicio de reflexión es práctica de memoria viva y activa a partir de la cual analizamos nuestro presente y proyectamos el futuro como sociedad.
>3° año, CENMA Remedios Escalada de San Martín, Anexo Barrio Obrero. Espacio Educativo Berta Perassi.
DOCENTE: Lic. Cynthia Lubary, Lic. María Alejandra Giupponi y Lic. Miguel Angel Gil
COORDINADOR: Prof. Diego Simionatti
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