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rgentina recibirá finalmente este mes otro crédito de 500 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para ampliar las políticas de fomento de acciones climáticas, emprendimientos privados de energías renovables, reducir la emisión de dióxido de carbono y aumentar la emisión de bonos verdes en el mercados de capitales.
Era parte de los 1.200 millones que anunció en septiembre Sergio Massa cuando fue a EEUU a estrenar su traje de ministro: eran 700 millones para ejecutar el “Programa de Apoyo a la Mejora de la Gestión Fiscal y la Recuperación Económica” y estos 500 millones que llegan ahora para el “Programa de Apoyo a Políticas Públicas para el Crecimiento Sostenible y Resiliente”.
En el listado del Ministerio de Economía, ambos ítems figuran aún en cero. A su lado, 83 proyectos en ejecución que van desde obras viales, infraestructura edilicia y de servicios públicos hasta políticas educativas, ciencia y tecnología, becas y programas sociales.
Sumando todo, al BID se le debe un capital de 14.000 millones de dólares (12.687 millones + 1.200 millones) sobre lo cual habrá que imputar los intereses de cada crédito en particular.
Una muestra más de que, atados al programa del FMI de ajuste del gasto y destinar las reservas a pagar la deuda, las necesidades básicas se cubren con nuevo endeudamiento.
Este dinero llega ahora, en diciembre, tras la Asamblea de Gobernadores del BID del 18 de noviembre realizada en su sede de Washington, en la que el brasileño Ilan Goldfajn fue elegido como presidente con el 80% de los votos de los 48 países que la integran. Entre ellos, Argentina, que cedió la candidatura de Cecilia Todesca Bocco, actual viceministra de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería nacional y obtuvo la Vicepresidencia de Sectores y Conocimiento, la Gerencia de Infraestructura y Energía y el nuevo Instituto de Género e Igualdad: “uno de los temas estratégicos”, según el propio gobierno.
“Después de muchos años sin participar de la conducción del Banco, el acuerdo arribado entre autoridades de EEUU, Canadá, Brasil y Argentina construyó una mayoría ganadora”, informó también el gobierno.
Goldfajn fue funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI) entre 1996 y 1999, director del Banco Central de Brasil entre 2000 y 2003 y su presidente de 2016 a 2019, con el gobierno de Michel Temer. Además fue economista jefe y socio del Itaú, el mayor banco privado de América Latina, Ciano Investimentos, Gávea Investimentos y Credit Suisse, grupo financiero que apoyó explícitamente a Lula Da Silva para desplazar a Jair Bolsonaro en las recientes elecciones presidenciales.
Sus prioridades, dijo al asumir, serán: “combatir la desigualdad y mejorar la producción y el suministro de alimentos; desarrollar la resiliencia de las naciones ante los impactos del cambio climático y ayudar a los productores de combustibles fósiles a realizar una transición responsable hacia los combustibles renovables; e invertir en infraestructura física y digital para atraer capital privado e innovación”.
Mercados verdes
El nuevo crédito incluye una partida para la conservación de más de cuatro millones de hectáreas de bosques nativos y protegidos, otra para aumentar el número de proyectos de energía renovable y eficiencia energética a los que se asiste económicamente -de los actuales 17 a 160 para 2024-, impulsar la emisión de bonos verdes, ampliar el número de bancos realizan análisis de riesgos ambientales y sociales para decidir la aprobación de sus operaciones, y aumentar la participación de fondos comunes de inversión que financian actividades con impacto en lo social, ambiental, climático o de gobernanza.
El gobierno argentino se propuso reducir las emisiones de gas de efecto invernadero de los sectores que generan 80% de ellas: energía, transporte, agricultura, ganadería y cambio de uso del suelo. La meta es llegar a 2030 habiendo reducido las emisiones anuales de dióxido de carbono (CO2), de 366 a 349 millones de toneladas métricas.
Este nuevo préstamo para Argentina tiene un plazo de 20 años, con 5,5 años de gracia y una tasa de interés basada en SOFR (Secured Overnight Funding Rate, que los bancos utilizan para fijar el precio de los derivados y préstamos denominados en dólares).