E
l “paro” es seguramente la más profunda experiencia de autonomía de un trabajador, en él se expresa la rebeldía, la desobediencia y probablemente se rompen esas cadenas que durante mucho tiempo las oficinas de personal vienen construyendo con mensajes de “pertenencia” a la empresa.
En el “paro” está la posibilidad de abrir las compuertas del pensamiento propio, la idea de establecer distancia entre los intereses del patrón y los del trabajador, la capacidad de decidir sobre la disposición a trabajar o no, un ejercicio que por sí solo es constitutivo de poder.
Si entendemos que el poder no es una cosa a la que hay que acceder después de quién sabe cuanta cosa, sino que es una capacidad, un yo puedo, tú puedes, nosotros podemos y debemos dar la batalla contra la explotación y la entrega.
En nuestro país existen muchos trabajadores que por su edad y experiencia nunca le hicieron un paro a su patrón, eso pensando en quienes tienen trabajo en relación de dependencia, y desde este punto de vista el próximo 24 comienza un nuevo tiempo.
Un tiempo en el que se incorpora un sector de la sociedad al debate político desde cierto ejercicio de poder y que es imprescindible tener en cuenta ya que trasciende los análisis desde el resultado electoral y pone la mira en otra perspectiva.
Una experiencia colectiva que eleva el nivel de conciencia de la clase y puede aportar en la construcción de un pensamiento en clave de resistencia a los embates entreguistas de las clases dominantes, aportando a la propuesta, la convicción desde el empoderamiento.
Así, la rápida reacción de los representantes del poder en cuanto a calificar la medida de “apresurada”, desnuda el nivel de complicidad con que cuenta la actual administración de gobierno, mientras que el profundo debate planteado por la diputada Julia Strada en el que denuncia el plan de entrega, contrasta con la pasividad de muchos otros frente a los meses más calientes de la gestión Milei.
No se trata de idealizar el momento sino de incorporar a la idea política la experiencia que a partir del paro aporta, ahora sí, la clase trabajadora de la argentina y que en la confluencia con los sectores sociales representantes de trabajadores no registrados pueden ser la punta de lanza de un nuevo tiempo.
Guido Dreizik. Dirigente gremial. Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de la provincia de Córdoba (CISPREN) y de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN)