“
Estamos asistiendo a lo que parece el inicio de una nueva década de gran división, en la que miles de millones de personas se enfrentan a los efectos económicos de la pandemia, la inflación y la guerra, mientras las fortunas de los multimillonarios crecen de manera desorbitada”. Son palabras de Amitabh Behar, directo ejecutivo de la ONG británica Oxfam, dirigidas este 15 de enero al auditorio del Foro Económico Mundial, en Davos.
Su informe, titulado “Desigualdad SA” da cuenta de que en la última década, los cinco hombres más ricos del mundo han duplicado su patrimonio (de 405.000 millones de dólares a 869.000 millones) mientras que el 70% de la población mundial (alrededor de 5.000 millones de personas) sencillamente se han empobrecido. En ese ranking figuran: Elon Musk (X, antiguo Twitter), Bernard Arnault (empresario francés del sector de artículos de lujo), Jeff Bezos (Amazon), Larry Ellison (del sector del software) y Warren Buffet (inversor financiero norteamericano). El valor de mercado conjunto de las mega empresas es de 10,2 billones de dólares: más que el PBI de todos los países de África y América Latina.
“Esta desigualdad no es ninguna casualidad”, dijo Behar durante la presentación. “Los multimillonarios se aseguran que las grandes empresas les generen más riqueza a costa del resto de la población”. El informe muestra también el resultado de ese mecanismo. Con datos de julio de 2022 hasta junio de 2023, Oxfam afirma que de cada 100 dólares de beneficios generados por 96 grandes empresas, 82 dólares acabaron en el bolsillo de los accionistas.
La desigual distribución del ingreso no es un fenómeno argentino sino que está en la base estructural de todos los países. En España, por ejemplo, un 10% de los hogares absorve más de la mitad del ingreso nacional mientras que el 50% de los hogares apenas suma el 8%.
Sin embargo, frente a tamaña desigualdad estructural, la ONG brega por un impuesto sobre las personas multimillonarias del que podría aportar 1,8 billones de dólares cada año: 1,7% del PBI mundial de 2023 que, para el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue de 102,4 billones de dólares.
Finalmente Behar habló de los monopolios: “se han convertido en una máquina de generación de desigualdades (…) tienen efectos devastadores para las pequeñas y medianas empresas así como para las y los trabajadores (…) menoscabando nuestras democracias y derechos”. Dijo que también montan esquemas de evasión fiscal, privatizan servicios públicos y aceleran el colapso climático.
Al respecto, el informe asegura que los Estados entregaron el poder a los monopolios, lo que permite a las corporaciones influir en los salarios que se pagan a las personas, los precios de los alimentos y los medicamentos a los que las personas pueden acceder.
Así, “el poder corporativo se utiliza para impulsar la desigualdad. Exprime a los trabajadores y enriquece a los accionistas ricos, esquivando impuestos y privatizando el estado”.
“En todo el mundo, los miembros del sector privado presionan implacablemente por obtener tasas más bajas, menos transparencia y otras medidas destinadas a permitir que las empresas contribuyan lo menos posible a las arcas públicas” privando así a los gobiernos del dinero que podría usar para apoyar a los más pobres de la sociedad, dice Oxfam.
Sus datos muestran que en los países de la OCDE (que agrupa a las principales economías de occidente), los impuestos corporativos pasaron del 48% en 1980 al 23,1% en 2022.