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a Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) es la agencia del Gobierno de Argentina responsable del Plan Nacional Espacial. “Se encarga de todo lo que tiene que ver precisamente con la actividad en el espacio, de regularla y demás. Es el único ente oficial”, describe Emiliano Baum, desarrollador de software y delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en el organismo.
Distribuidos fundamentalmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (en su sede, de Paseo Colón) y en el Centro Espacial “Teófilo Tabanera” (a 30 km de la Ciudad de Córdoba, frente a Falda del Cañete), emplea a 279 trabajadores y depende directamente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación, hoy bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete de Ministros.
Entre esos 279, hay diez profesionales que fueron despedidos. “Esperaron hasta las 8 de la mañana del 27 de marzo y avisaron que había diez personas que no se les iba a renovar el contrato -comentó Baum-. Esos compañeros, como se dio en muchos casos de estatales, eran trabajadores que cumplían funciones de planta permanente desde hace ocho, diez años, con la misma franja horaria, las mismas tareas y los mismos jefes. No estaban cumpliendo una tarea temporal que justificara ese contrato: en realidad los tenían precarizados”.
“Ahí hablamos de que hubo dos gobiernos de mínima para atrás, que mantuvieron a estos trabajadores de forma precarizada”, repasó el delegado, quien también describió que en los últimos años ya venían teniendo una fuga muy grande: “ya veníamos en crisis: en nuestro sector, en muchas áreas, los sueldos son muy bajos en relación al mercado laboral, tres o cuatro veces más bajos. Hoy que encima nos están recortando, con sueldos congelados, el panorama es muy complicado”.
Cuando se comunicaron los despidos, “fuimos a la ruta en Córdoba, nos mostramos a la sociedad para que la gente que pasa por ahí viera que ahí había un problema: estaban echando gente. Que ese discurso de ‘echar ñoquis’ es una mentira, la mayoría de los que trabajamos ahí vivimos en los alrededores y saben de qué laburamos”, explicó el representante sindical, quien trabaja en la oficina de Estaciones Terrenas. En Buenos Aires también se realizó una asamblea en la sede de CONAE, manifestando lo mismo: el rechazo a los despidos y el pedido por la inmediata reincorporación.
“Lo curioso es que la CONAE tiene cupo para contratar en planta permanente. Hay una lógica de destruir el sector, si no, no tiene explicación”, dijo Baum.
Política y presupuesto
Según describió el dirigente, CONAE tiene un presupuesto igual al ejecutado en el año 2023, con una inflación que se ha disparado y con los salarios ajustados a niveles mínimos. “Ni el proyecto ni las actividades son sostenibles, ni los convenios internacionales que tiene la CONAE, porque por más que tengas los fierros que todavía no son obsoletos (en eso sí invirtió el gobierno anterior, invirtió bastante en equipamiento), si se te van las personas, tampoco se puede sostener”, enfatizó.
“Veiamos, por la actitud de la jefatura y de la secretaría, de que no les interesa el sector. Veíamos lo que estaba pasando en CNEA, que estaban desactivando el Proyecto ‘Carem’ y el ‘RA’. Y te menciono CNEA porque son dos sectores geopolíticamente estratégicos: la tecnología nuclear y la satelital tienen aplicaciones de doble uso, civil y militar y son sectores que se llaman ‘de frontera de conocimiento’, que te permiten desarrollar tecnológicamente en un montón de aspectos y empezar a jugar en un grupo más selecto de países”, explicó Baum.
“Nosotros pedimos tener una reunión, previo incluso a los despidos y fue imposible”, detalló. “No dialogan, hablan otro idioma. Cosentino viene de la Cámara Argentina de las FinTech. Yo no entiendo por qué esa persona está a cargo de la Secretaría de Ciencia y Tecnología”, afirmó.
La CONAE como motor de desarrollo
Baum describe el trabajo que se realiza en la Agencia Espacial: “El trabajo fundamentalmente de CONAE ha sido, primero, poner en órbita satélites. Inició con la serie SAC (Satélite de Aplicaciones Científicas-A, B, C y D), de los cuales el más conocido fue el ‘SAC-C’, que duró más tiempo y después el ‘SAC-D / Aquarius’, que funcionó con un instrumento de la NASA que medía la salinidad del mar. Actualmente están volando los dos ‘SAOCOM’, el 1A y el 1B y que se caracterizan por tener antenas de radar y su función principal, lo que los caracteriza, es que pueden medir la humedad del suelo”.
CONAE es también la responsable del desarrolli del proyecto ‘Tronador’, “que es un inyector de satélites de carga liviana, el cual no está finalizado y desde el 2016, 2017 fue bastante desfinanciado. En un momento se inyectó un poco de dinero en el gobierno de Alberto Fernández, pero tampoco avanzó demasiado. Tuvo su impulso fuerte desde el 2012-2013 hasta el 2015”.
La utilidad de poseer estos elementos en el espacio resulta ilimitada: “con los datos que se obtienen de los satélites propios y también de satélites abiertos y de algunos convenios que existen con otras agencias espaciales o empresas, la CONAE genera productos que se aplican para detectar incendios, mitigar catástrofes naturales, entender cómo cambia la vegetación y eso cómo afecta a la salud, por ejemplo con el dengue”, comenta el profesional. “Además de todo eso, lo que se genera desde el sector espacial derrama hacia otros sectores de la industria, ya sea de manera directa por la incubación de empresas o porque esos conocimientos, por transferencia, van a otros sectores. En el desarrollo del ‘Tronador’, los materiales compuestos y demás que se usan, después tienen aplicación directa en la industria”.
Visión y estrategia
“Estas personas que se referencian mucho en Macri, creen que el rol de Argentina en el mundo es ser un supermercado”, planteó Baum. “No importarán cuero como en el 1900, pero sí materias primas y productos alimenticios con cierto valor (ahí entra la cámara donde está Arcor y demás), algunos elementos en los cuales ellos ya tienen mucho desarrollo, como por ejemplo Techint y los caños de acero sin costura, en un mercado más o menos interesante en el cual ellos pueden seguir vendiendo. Pero el resto, todo el entretejido de pequeña y mediana industria, todo lo que apueste a cierto desarrollo tecnológico, todo lo que apueste a ir a esos países que ellos dicen que quieren ir -Milei dijo Alemania en 40 años-, eso lo destrozan. Porque si no, aplicarían políticas más o menos parecidas, acordes a nuestra realidad presupuestaria o al menos ejecutarían la Ley de Inversión en Ciencia y Tecnología que votó el Congreso unanimemente, pero ni siquiera eso. Desarman todo eso y nos vuelven a condenar a ver qué pasa con lluvia el año que viene y si tenemos una cosecha más o menos buena”, dijo el desarrollador.
“Para la defensa es fundamental, incluso para la defensa de tu soberanía en términos económicos. Parte de los datos que genera CONAE, es la detección de la pesca ilegal. Eso también es parte de la defensa de la soberanía y los recursos naturales” agregó.
“Desmantelar este sector va a contramano de lo que hacen las principales potencias del mundo, que buscan expandirse. Si bien China, o la Agencia Espacial Europea o los EEUU tienen una política de mirar -hacia afuera- el espacio, la política argentina, por sus recursos y sus necesidades es del espacio hacia la Argentina, buscar a través de la actividad espacial recursos económicos y la defensa de nuestra soberanía. Ir a contramano de ellos es ir a contramano de lo que hace el resto del mundo e ir a contramano de lo que dice el propio gobierno, que es un discurso que habla de futuro, pero en los hechos, atrasa. Hoy estamos metidos, como un país periférico, en la disputa entre dos bloques que están chocando cada vez con mayor intensidad”, dijo Baum.
Privatización o desguace
La empresa aeroespacial VENG (Vehículo Espacial Nueva Generación), creada por el gobierno en 1998 (y cuyo accionista principal es la misma CONAE) es la prinicipal contratista de la agencia espacial en Proyectos como el ‘Tronador’. Su nombre figuraba entre uno de las empresas a ser privatizadas en la Ley Ómnibus impulsada por el gobierno nacional, pero luego fue quitada del listado.
“Ninguna empresa extranjera ha ofrecido comprar VENG, tampoco sé qué comprarían. VENG tiene algunas herramientas, instalaciones, maquinarias. Lo más jugoso de VENG son los contratos con CONAE”, dijo Baum. Por citar un ejemplo: “StarLink (propiedad de Elon Musk) tiene instalado un nodo en el Centro Téofilo Tabanera de bajada y subida de datos y a ellos eso les sale más barato pagarle a una empresa local, que tener que hacerse cargo de esa empresa”.
“Veng nace fundamentalmente para brindar servicios a CONAE, pero también, al igual que empresas como Ascentio (con asiento en Río Cuarto), si bien han podido expandirse por la cooperación con CONAE, una parte importante de su actividad depende todavía de eso y siguen generando conocimientos que después ellos pueden vender. Si eso se desarma, probablemente no quiebren todas las empresas, pero si van a tener una merma en su actividad”, explicó. “No viene de ese lado, no quieren quedarse con la empresa. Lo que están haciendo es desfinanciarla, para que no haga falta privatizarla y se desarme por la falta de presupuesto”.