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En busca de los metros perdidos

El Municipio cruzó datos y “aparecieron” 2 millones de metros cuadrados, sobre los que se cobrarán impuestos. Un “ajuste progresivo” al inmobiliario.

05/06/2018
en Gobierno, Locales

En su informe ante el Concejo Deliberante el 2 de noviembre, el Secretario de Economía, Pablo Antoneti, expuso que, producto de cruce de datos con provincias e inspecciones, el Municipio incorporó poco menos de 2 millones de metros cuadrados que no estaban declarados como construidos. Esa cifra representa casi la cuarta parte del total de metros cuadrados cubiertos que la administración municipal tenía registrados. Así, de 8.350.000 metros cuadrados, la cifra imponible creció hasta los 10.341.272 metros cuadrados. Además de ampliar la base sobre la que se cobra el Impuesto Inmobiliario, Antoneti declaró que apuntan a “generar equidad con un impuesto progresivo”. Detalló que “la distribución principal de este ingreso se va a concentrar sobre las categorías 1, 2 y 3 -clase media y alta-, con menor participación en las categorías 4 y 5 -de viviendas sociales o precarias-”. El objetivo es “llegar a cubrir el 100% del contrato de COTRECO y AUTOTROL”. Actualmente, los ingresos del Inmobiliario alcanzan para pagar el 30% de esos servicios. De todas formas, Antoneti remarcó que establecerán topes para que “no hiciera una escalada importante”.

Hay más
Lucía Fortuna, presidenta reelecta recientemente en el Colegio de Arquitectos de Río Cuarto, asegura que “son más los metros” sin declarar. “Durante años mucha gente construyó sin declarar y nunca hubo controles”, dijo Fortuna. Antonio Corteggiano, Subsecretario de Planificación Urbana de la Municipalidad, ratificó la denuncia: “cuando iniciamos la gestión había 2 inspectores para obras privadas, 1 inspector para edificios y 1 inspector para electricidad. Hoy tenemos 8 en obras privadas, 4 en edificios, 2 en electricidad y 2 en escuelas y servicios sanitarios”, dijo.
La presidenta del Colegio de Arquitectos dijo que la novedad de “estos 2 millones de metros no debe quedar en una declaración y que se los incluya solo para recaudar”. Manifiesta que quieren tener una participación activa porque “el registro de los planos es trabajo para los profesionales”.
Fortuna remarcó además que “si se dan facilidades para registro de planos, hay que evaluar en un año los resultados”. Para ello, adelantó que el Colegio revisaría los honorarios y la multa “por no registro de planos antes de iniciar la obra” y el Municipio “debería bajar la tasa del FOMIB -Fondo Municipal de Infraestructura Básica-”, que el año pasado recaudó $3,6 millones.

Aprobar o relevar
El registro de planos y la aprobación del proyecto es potestad del Municipio y es una obligación de quien construye. En teoría no se podría construir sin tener el permiso oficial. Sin embargo, mucha gente construye primero y luego declara -si es que lo hace- el “relevamiento” de lo construido. “La herramienta del Relevamiento es de la década del 50 y se usó para saber cuántos metros había en la ciudad a ese entonces. Que un profesional aconseje a alguien hoy construir y luego ´relevar´ lo realizado es un ejercicio falto de ética, porque el Estado debe aprobar la obra”, dijo Corteggiano.
“Si hacés una ampliación, siempre tenés que pensar en un poco más de dinero que solo los materiales y mano de obra: porque vivís en una ciudad, que tiene sus gastos, sus reglas, y es parte del convivir urbano”, expresó el subsecretario.
Consultado acerca de si se podrían hacer alícuotas diferenciadas o bonificar planos a ciertos sectores, dijo que no estarían en condiciones hoy porque “no podríamos controlar la situación de grabar más a ciertos proyectos por sobre otros en todo el égido urbano que son 265 km2”.

Las constructoras no
Mario Ponso, presidente de la Cámara de la Construcción dijo que para las empresas constructoras “es imposible trabajar sin declarar porque necesitan vender y para poder vender necesitan tener toda la documentación en regla: planos presentados y aprobados para poder hacer subdivisiones, escrituras y esas cosas inherentes a la actividad”. Además, explicó que en los casos en que el empresario sea convocado por un cliente “para una obra chica como una casa”, el constructor tiene que “registrar a sus empleados, poner una ART, y ellos te piden los planos, un plan de seguridad aprobado por un colegiado. Nadie arriesgaría diez veces la utilidad de una obra por un accidente laboral”, destacó y concluyó que “la construcción sin registrar proviene en general de viviendas particulares, ampliaciones de obra de vecinos que tienen una casa, contratan a un albañil y lo hacen”, explicó.

+ DEL TEMA
Mano a mano: Javier Borsani

Tags: Edición 361Vivienda

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