Q
ue la lucha entre los sectores del capital se agudice no significa que no haya coincidencias. Es la dinámica de las luchas de las clases, sus fracciones y sectores, el motor que está moviendo hoy al mundo en general y al país en particular.
La inflación de los últimos años, de carácter mundial, hizo que los propios bancos centrales, en espejo, tocaran las famosas tasas de interés para centralizar capital y secar el circulante de las mayorías. Así van salvando la rentabilidad de sus inversiones a costa de empobrecer el bolsillo de los trabajadores.
Otra de las coincidencias por parte de los sectores empresarios y los Estados, como señala el informe de la Confederación Sindical Internacional (CSI), es vulnerar, aún más, los derechos colectivos. Fundamentalmente la huelga.
Porque no alcanza con reducir las condiciones de vida de los trabajadores, sino también doblegar su posibilidad de protesta, de huelga, de pelea para básicamente sobrevivir.
Es en este escenario internacional, que cada país es una región más del ajuste, la precarización y la vulneración de los derechos de los trabajadores.
La lucha no es ni lineal, ni pareja. La competencia entre los grupos empresarios es feroz. Aunque, contra los trabajadores, hay unidad de los empresarios para coincidir.