«Cuantos más días me dejen preso allí, más Lulas nacerán en este país». Fueron algunas de las palabras de Lula da Silva dirigidas a los militantes que rodearon el sindicato de metalúrgicos de São Bernardo do Campo resistiendo el pedido de encarcelamiento dictado por el juez Sérgio Moro, después de que la Corte Suprema rechazara el pedido de hábeas corpus.
Lula se encuentra ahora en una celda en Curitiba, donde inicia una condena de 12 años y un mes en prisión por corrupción pasiva, dictada por el tribunal federal de Porto Alegre, en el marco de la causa Lava Jato.
Militantes del Partido de los Trabajadores, PC do Brasil, el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra y la Central Unica de Trabajadores (CUT), entre otros, articulan una «vigilia permanente» y resistencia democrática, a la espera de un cambio de jurisprudencia que permita su liberación.
Conocido el fallo del Tribunal y corte de carreteras concentraciones y manifestaciones en distintos puntos del país.
«El golpe de estado comienza con Dilma (Rousseff) y termina con un acción para evitar que sea presidente», había señalado el ex mandatario, que encabeza la encuestas para las elecciones presidenciales de octubre.