En 2025, la actividad de los 20 países que comparten la moneda euro crecerá menos y los precios bajarán más despacio de lo esperado. Es la conclusión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) realizada el 6 de marzo en su sede de Frankfurt, Alemania. Aún así, tomaron la decisión de volver a disminuir 0,25 puntos el tipo de interés de referencia, que quedó en 2,5%. “Las tasas de interés más bajas ayudan a la economía debilitada porque entonces los préstamos tienden a volverse más baratos”, explicó la entidad.
El PBI crecerá sólo 0,9% a lo largo de este año, dijo ahora. En diciembre pasado había proyectado 1,1% y anteriormente 1,3%. Lo mismo sucedió con la tasa de inflación: será de 2,3% para el año en curso y 1,9% para el siguiente.
Esa es la meta que se había fijado en marzo de 2022 cuando comenzó a subir la tasa para hacer frente a una inflación del 10%, la más alta desde 1980. El tipo de interés llegó a ser del 4,5% en septiembre de 2023 (el más alto en 20 años).
En junio de 2024, comenzó a bajarlo escalonadamente.
Reparto de las pérdidas
Con esa política monetaria, el BCE volvió a cerrar el ejercicio 2024 con un déficit. Fueron 7.940 millones de euros en contra: el más grande desde que fue creado, hace 25 años. En consecuencia, por segundo año no tiene nada que repartir a los bancos centrales de los países miembros de la eurozona que también registran pérdidas.
En 2023, el BCE había logrado un saldo negativo mucho menor, de 1.270 millones de euros, al hacer uso de 6.620 millones que tenía reservados para atender riesgos. En 2024, ya no disponía de esos fondos. La entidad aclaró igualmente que “puede operar eficazmente y cumplir su mandato principal de mantener la estabilidad de precios, independientemente de las pérdidas.”
El Deutsche Bundesbank -banco central alemán- recibió el impacto y por primera vez desde 1979 perdió: -19.200 millones de euros en 2024. Hace cuatro años que no transfiere al Estado ningún superávit. Ahora menos.
En 2023 evitó el saldo negativo de su actividad quemando reservas que, ahora, están agotadas. La entidad anticipó que el déficit será menor pero continuará en los próximos años. Su vicepresidenta, Sabine Mauderer, destacó que el balance del banco sigue siendo sólido, sobre todo por el aumento del valor de sus reservas (267.000 millones de euros) debido a la apreciación del oro y de la moneda.
Las pérdidas y la valuación de las reservas devienen ambas de la política monetaria central: la subida de tipos de referencia emprendida en 2022 por el BCE. Desde entonces, los bancos tuvieron que pagar tasas de interés más altas pero sus ingresos no lo hicieron al mismo ritmo. Y ese resultado se traslada a su vez al banco de bancos: el BCE.
La última vez que repartió excedentes al Estado, fue antes de la pandemia Covit-19. El ministro de Finanzas era Olaf Scholz, quien logró un beneficio récord de 5.850 millones de euros. El último balance deficitario data de 45 años atrás, con un saldo equivalente a 2.900 millones de euros.