Al menos 17 personas resultaron heridas por disparos del Ejército israelí en enfrentamientos con manifestantes palestinos este jueves en Cisjordania y la Franja de Gaza. Fue la reacción de los habitantes del lugar anoticiados de que Estados Unidos había reconocido oficialmente a Jerusalén como capital de Israel y se embarcaba en trasladar su ambajada desde Tel Aviv hacia esa ciudad.
Cientos de palestinos se concentraron el jueves en la Puerta de Damasco que da acceso a la Ciudad Vieja en Jerusalén. En las ciudades cisjordanas de Hebrón y Al Biré, miles de manifestantes se congregaron al grito de «Jerusa-lén es la capital del Estado de Palestina», lanzando piedras contra los soldados.
Las autoridades palestinas llamaron a una huelga general.
La Unión Europea (UE), la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Francia, Alema-nia, Turquía, Irak, El Líbano, Irán, Jordania y varios países latinoamericanos criticaron y rechazaron la decisión del gobierno de Trump.
Puertas adentro de la Casa Blanca, también hubo tensiones. El secretario de Estado, Rex Tillerson, y el de Defensa, James Mattis, dieron otros consejos al presidente. De Tillerson llegó a plantear su renuncia.
En el otro extremo estaban el vicepresidente, Mike Pence, y David Friedman, embajador en Israel.
Sigmar Gabriel, ministro de Relaciones Exteriores alemán dijo que «sólo se podrá encontrar una solución a la problemática de Jerusalén en negociaciones directas entre ambas partes». Emmanuel Macron, presidente francés ratificó que «el estatuto de Jerusalén debe ser decidido ‘en el marco de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos». Y el de Egipto, Abdel Fatah al-Sisi, «ratifica la posición sin cambios de Egipto sobre el hecho de que se debe preservar el estatus jurídico de Jerusalén.»
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, fue más taxativo: «Señor Trump, Jerusalén es la línea roja de los musulmanes. Esto puede llegar tan lejos que rompamos relaciones diplomáticas con Israel».
Ningún país en todo el mundo reconoce a Jerusalén como capital porque tanto los israelíes como los palestinos la reclaman. La comunidad internacional, con la ONU a la cabeza, reconoce la histórica ciudad como un territorio dividido: la mitad occidental es aceptada como parte del Estado israelí, mientras que la parte oriental -que incluye la Ciudad Vieja- es incluida dentro de la región considerada como ocupada desde 1967.
Israel reforzó el número de batallones en los límites y el despligue de fuerzas militares dentro de Cisjordania para contener las protestas de la población autóctona.