E
l gobierno anunció –como siempre, con guirnaldas y adornos de libertad– algunas medidas para favorecer la circulación del dinero que “la gente” tiene encanutado debajo del colchón y el lunfardo de la ceremonia sesgó todo. Hasta la crítica.
En la conferencia, el ministro Toto Caputo habló de la necesidad de remonetizar la economía. Así, el gobierno volvió a hablarle al pueblo argentino en los mismos términos que cuando asumió en diciembre de 2023: no hay plata. Ni la nuestra, ni esa que iba a venir y no lo estaría haciendo a pesar de haberles garantizado la baja de los costos laborales, del gasto en políticas públicas, la apertura del mercado de capitales, la disminución de la industria de asiento nacional y el sinceramiento de los precios nacionales respecto de los globales.
Y es eso, justamente: lo global, la crisis global, se les vino encima y la guerra de rapiñas abre aquí más cabezas de playa: en el segundo complejo portuario agroexportador del mundo, en la segunda reserva de shale del mundo también, en el pasaje interoceánico con proyección antártica. Los precios mundiales de las cosas están cayendo y las inversiones siguen solo ese rastro. Hasta las consultoras globales líderes aconsejan sacar capitales de la producción de bienes de consumo y refugiarse en activos tangibles.
Todos hablan de lo mismo: lo que está en estado crítico es el régimen de dominación.