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urante su gira por Israel, el presidente Javier Milei comprometió a toda la Nación argentina con la
avanzada militar del Estado hebreo sobre Gaza, Libia, Siria y los recientes ataques contra Irán. El punto
culminante de este alineamiento fue la firma de un memorándum que habilita a ciudadanos israelíes a
acceder a prestaciones sociales en Argentina.
Todo, mientras mantiene congeladas las paritarias, las jubilaciones y los presupuestos de educación y salud públicas.
Además, el ministro Luis ‘Toto’ Caputo avanza con su plan económico: conseguir divisas, liquidez y reservas a costa de liquidar empresas estatales y recursos nacionales.
En su rol, Caputo representa fielmente a la fracción financiera globalizada que avanza.
La reciente visita del FMI concluyó con una decisión significativa: no tomar medidas hasta después de las elecciones de octubre. Esta postura fue leída por distintos sectores —desde la derecha hasta la izquierda— como un apoyo político al Gobierno.
Sin embargo, la realidad indica que ni al FMI ni al equipo económico liderado por Caputo les conviene tensar aún más una disputa feroz por las reservas y los recursos de la región, más aún considerando que las arcas del Banco Central siguen en números rojos.
La única fuerza capaz de frenar la miseria impuesta por esta guerra entre las oligarquías del mundo, y que ponen de soldados a los pueblos, será la iniciativa del pueblo trabajador.