El submarino Ara San Juan con 44 tripulantes sigue sin aparecer a 23 días de su último contacto. Mientras tanto, 19 países -con presencia en tierra y mar argentino-, lo buscan. «El submarino es una de nuestras últimas armas eficaces que contaba la Argentina para tener algo disuasorio en nuestra propia zona. En el siglo XXI el submarino se ha convertido en un arma sigilosa, que le causa preocupación a las potencias de primer orden», explica Carlos Pereyra Mele, Licenciado en Ciencias Políticas y Director de Dossier Geopolítico.
-¿Cuál es el conflicto existente?
-Es la finalización de un proceso de desmantelamiento, de destrucción, no solamente de las fuerzas armadas sino de la de un aparato tecnológico-industrial que llegó a tener Argentina en algún momento.
–¿Se refiere a los recursos en Defensa?
-El prespuesto militar argentino es el más bajo de América del Sur. Es el 0,87 por ciento del PBI, cuando Chile tiene el 1,6; Perú el 1,4. Los países que más invierten son Brasil y Colombia. Proporcionalmente, estamos con las tasas más bajas de porcentaje sobre el PBI de presupuesto militar. Representa 5.000 millones de dólares anuales, aunque el 80 por ciento es para pagar sueldos bajos y malos: muchos de los militares están por debajo del nivel de pobreza.
-¿Como se vincula esto con el submarino?
-El país abandonó por decisión propia y por la imposición de la potencia vencedora en la guerra de Malvinas, Gran Bretaña, la proyección hacia los mares y la Antártida. Es una zona donde se están explorando recursos petrolíferos y gasíferos, más allá de las reservas itícolas que son mucho más importante que la pampa húmeda en la producción de alimentos.
-¿Cuál es la importancia de nuestro país en su proyección al sur?
-Argentina es el país en el globo terráqueo que tiene la mayor plataforma submarina en el mundo. A los 4.800.000 kilómetros que ya teníamos se le sumó un 33 por ciento más. Tenemos mucho más territorio marítimo que territorio continental. La Convención Mundial del Mar en marzo del año pasado falló definitivamente a favor de la Argentina otorgándole 1.700.000 kilómetros más. En ese marco, se desarrolla este drama.
-¿Cuál es ese drama?
-La clase política no quiere asustar a la población sobre los niveles de dependencia y fragilidad desde el punto de vista de la defensa y la seguridad a partir del paralelo 40 ° para abajo, en la altura de la ciudad de Viedma. En ese territorio, Argentina tiene escasas atribuciones de soberanía. Todos los desplazamientos de unidades terrestres, aŕeas y marítimas, deben ser informadas de acuerdo al Tratado de Madrid con 30 días de anticipación a la potencia que está en Malvinas.
-¿Qué problemas trae eso para la región?
-El país tiene hipótesis de conflictos gigantescas.
-¿Cuáles?
-Argentina está en franca decandencia y con altísima peligrosidad de desguace en el que podrían quedar tres territorios francamente bien separados e independizados como podría ser la Patagonia, el Centro y el Noroeste. Se está jugando el territorio a una velocidad nunca antes vista. Nos vamos a encontrar con que algunos territorios tengan autonomía como Cataluña, podría ser las «provincias del sur» ante el abandono en el que están. Podría recibir una oleada de inmigrantes de potencias a las que le sobra gente. Estas son algunas hipótesis. No vaya a ser que en esta segunda etapa neoliberal que está entrando Argentina con un endeudameinto que está creciendo, los organismos internacionales nos pidan territorio a cambio.
-¿Es un problema que haya potencias en nuestro mar?
-En el mar tenemos operando 19 países. Algunos con buenas intenciones y otras con el interés que tiene cualquier país que es potencia. Cuando un país es potencia no tiene amigos, lo que tiene son intereses. No pidamos que nos de una mano Gran Bretaña, porque hace 200 años que quiere este territorio.
-¿Y Estados Unidos?
-Los Estados Unidos en su retroceso se están retirando de todos los territorios . De Europa han hecho un repliegue, de Medio Oriente están siendo derrotados en Sirtia e Irak. En Africa le copó la mano China. ¿Hacia donde se repliegan? Hacia su patio trasero. En América se ha planteado, en su única opción que es la militarista, instalar bases militares y por otro lado bajar la doctrina que suplante la vieja doctrina de la seguridad nacional de 1970. Esta nueva doctrina es de apoyo humanitario supuestamente y también de lucha contra el narcotráfico. Dos barbaridades.
-¿Cuál es la salida?
-Somos suramericanos. Nuestras alianzas tienen que ser primero con nuestros vecinos, es fundamental tener alianzas profundas en materia de defensa y seguridad. Las nuevas conformaciones son las continentalistas. La Unasur había ordenado crear el Consejo de Defensa Suramericano, una especie de OTAN suramericano. Era una garantía para nuestros pueblos . Con el triunfo del neoliberalismo, estas políticas han sido frenadas o anuladas. Debemos pensar los argentinos si preferimos ser cola de león o cabeza de ratón. Se sobrevive en alianzas profundas regionales y continentales. Todo lo demás es puro macaneo. Para hablar en la universidad se eneña que el derecho público internacional existe: lo que existe es el derecho internacional del más fuerte. Y para aplicar ese derecho hay que tener poder. En Argentina creyeron los políticos que desarmándose nadie nos iba a ocasionar problemas. Ahora recibimos las consecuencias.
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