C
aló tan hondo en la agenda el rol del equilibrio fiscal, que hasta los propios impulsores de las leyes en favor de la educación y la salud lo destacan en sus argumentos. Si la idea es no gastar más de lo que se tiene, implica entonces aumentar lo que se tiene para cubrir los gastos fundamentales.
La explotación de Vaca Muerta es un ejemplo. No se retiene nada de lo que se factura. Entonces, por facturación, el PBI va para arriba, pero los ingresos dan cada vez más para abajo.
Es que el saldo, por distintas vías se externaliza y en dólares. El gasto en el mercado financiero es otro ejemplo. Uso de pesos del superávit para la compra de dólares, compras de la divisa a futuro, pagar tasas altas tasas de interés y ahora el uso de las reservas para contener el precio del dólar. Eso sí, a los bonistas, el ministro Caputo está buscando la forma para garantizarles su cobro.
Cuidar el gasto social para el Gobierno es solo un medio para doblegar toda posibilidad de lucha que les altere su rentabilidad. Es para su mercado financiero, de capitales, bonos y acciones que necesitan de equilibrio fiscal.
Y es la lucha en las calles lo que necesitamos para que no se haga costumbre al conjunto del pueblo como, lamentablemente, a varios jubilados, comer una vez al día.