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a ‘Base Antártica Conjunta Marambio’ es la principal estación científica con apoyo logístico militar permanente de Argentina y una de las principales de toda la Antártida. Ubicada en la isla del mismo nombre, funcionó como pista de aterrizaje del primer avión con ruedas que unió a la Argentina bicontinental hace 56 años.
Su nombre es un homenaje a Gustavo Argentino Marambio, piloto a cargo del primer operativo antártico de la Fuerza Aérea Argentina, nacido en 1918 en la ciudad de Río Cuarto.

Del ‘Imperio’ del Atlántico Sur
Marambio nació el 19 de septiembre de 1918, en una casa de la calle Cabrera de nuestra ciudad, mientras su padre formaba parte del Regimiento 14 de Infantería. Siendo joven ingresó a la Escuela de Aviación Militar, la que a partir de la Revolución del ’43 se transformaría en la actual Fuerza Aérea Argentina.
Como aviador militar, se destacó por su disciplina y su espíritu innovador. A lo largo de su carrera fue reconocido por sus superiores como un piloto de aptitudes sobresalientes, con una sólida formación en meteorología, navegación aérea y operaciones en climas extremos. Su capacidad lo llevó a integrar grupos de tareas especiales, como el Grupo de Tareas Antárticas de la Fuerza Aérea (FATA).
‘Operativo Enlace’
El 7 de septiembre de 1951, comandó el avión Lincoln “Cruz del Sur”, al frente de una tripulación de once hombres. Despegaron desde Río Gallegos y se dirigieron hacia el sur con una misión inédita: sobrevolar el continente antártico por primera vez en la historia argentina.
El vuelo duró más de doce horas, cubriendo aproximadamente 3.500 kilómetros de ida y vuelta. Durante la travesía, enfrentaron temperaturas extremas, turbulencias y la incertidumbre de sobrevolar un territorio desconocido. Sin embargo, el “Cruz del Sur” respondió con precisión, cumpliendo con éxito la misión y demostrando la capacidad técnica de la Fuerza Aérea Argentina.
Aquel día marcó un hito histórico: por primera vez, un avión argentino volaba sobre la Antártida, abriendo una nueva etapa en la política antártica nacional.
El logro fue celebrado en todo el país. El Papa Pío XII envió una bendición especial a la tripulación, y la proeza de Marambio fue registrada por la prensa nacional y extranjera. Su hazaña colocó a la Argentina entre los pocos países capaces de operar en condiciones polares, consolidando su presencia soberana en el sur.
Un pionero de la política antártica
Diversos investigadores especializados en el área antártica califican a Marambio como uno de los tres grandes precursores de la presencia nacional en el continente blanco, junto a José María Sobral y Hernán Pujato. Su tarea integró la visión geopolítica del gobierno de Juan Domingo Perón, que impulsó la creación de bases y misiones científicas para afirmar la soberanía argentina en el extremo sur.
Además de su rol operativo, Marambio participó en programas de perfeccionamiento en la Escuela de Instrucción y Perfeccionamiento Aeronáutico de Río Gallegos, donde formó a nuevas generaciones de aviadores y contribuyó al desarrollo de técnicas de vuelo en condiciones extremas. Su legado también se refleja en la planificación de rutas aéreas estratégicas para el abastecimiento de las bases antárticas.
El 12 de noviembre de 1953, el avión que comandaba se precipitó a tierra cerca de la localidad santafesina de Villa Mugueta durante un vuelo de instrucción. En el accidente fallecieron 18 tripulantes, entre ellos el vicecomodoro.
Fue parte del equipo de exploración antártica dirigido por Hernán Pujato, siendo distinguidos por el presidente Juan Domingo Perón a su regreso al Continente. Esa condecoración provocaría que fuese degradado tras el golpe de septiembre de 1955 de vicecomodoro post mortem a comandante por el dictador Eduardo Lonardi. Recuperó su reconocimiento póstumo en el escalafón meses después.
Años más tarde, en reconocimiento a su entrega y visión, el Estado argentino bautizó con su nombre a una de las principales bases del país en la Antártida: la Base Vicecomodoro Marambio, inaugurada en 1969 sobre la Isla Marambio, al noreste de la península antártica. Desde entonces, ese enclave es símbolo de la presencia permanente argentina en el continente blanco.
“Villa heróica - Villa intensa”
Mural de Sergio Villar, ubicado en el Museo Histórico Regional de Río Cuarto.
A pesar de la magnitud de su legado, la figura del vicecomodoro Marambio permanece poco conocida en su propia ciudad natal. En Río Cuarto, apenas algunas publicaciones periodísticas rescataron su historia (entre ellas, notas del diario El Pueblo en la década de 1970), una plazoleta ubicada en la intersección de Córdoba y Nicaragua sancionada en la ordenanza 1492 del año 2004; y un pasaje de Banda Norte que lleva su nombre como discreto homenaje.
Sin embargo, fuera de esos gestos aislados, son pocos los espacios donde se reconoce a quien llevó la bandera argentina hasta los cielos del fin del mundo.
* Gualtieri es Profesora de Historia (UNRC).
Agradecimiento al Archivo Histórico Municipal de Río Cuarto por la colaboración en el desarrollo de este artículo.







