Devaluación, suspensiones y despidos; aumentos en las tarifas, apertura de importaciones y techo en las paritarias: esas fueron las maneras en las que el gobierno nacional deterioró las condiciones de vida de los trabajadores.
En los tres primeros meses del año, la inflación casi llega a la mitad de la pronosticada por el gobierno nacional para 2018. Por eso, los trabajadores pretenden perforar el techo del 15 por ciento en las paritarias y el gobierno nacional juega a la fragmentación.
Menos empleo registrado y más monotributistas es la tendencia de la nueva política nacional, que no encuentra mucha reacción en los Estados provinciales y municipales.
Pero lo que perdieron algunos no se esfumó en el espacio. Está en el bolsillo de los fondos de inversión, las trasnacionales energéticas y los bancos. Las corporaciones del agro, la energía y el sector financiero no dejaron de remitir altas utilidades en sus bolsillos.
Por eso es llamativo que ante una situación tan paupérrima, los funcionarios de distintos niveles del Estado, sigan vistiendo sus elegantes camisas para defender el ilusionismo trasnacional de armar currículum para conseguir trabajo. Allí, los distintos colores partidarios tienen una misma lógica: el esfuerzo individual puede llegar a alguna góndola del mercado global.
Mientras tanto, los de a pie, miramos los bolsillos para ver si llegamos a fin de mes. No es una película de terror, son hechos que suceden muy cerca de donde vivimos.
En esa situación brotan cada vez más luchas de abajo que no están dispuestas a ceder ni un milímetro. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Los representantes se miran entre sí y responden: «no sabe no contesta».
En los tres primeros meses del año, la inflación casi llega a la mitad de la pronosticada por el gobierno nacional para 2018. Por eso, los trabajadores pretenden perforar el techo del 15 por ciento en las paritarias y el gobierno nacional juega a la fragmentación.
Menos empleo registrado y más monotributistas es la tendencia de la nueva política nacional, que no encuentra mucha reacción en los Estados provinciales y municipales.
Pero lo que perdieron algunos no se esfumó en el espacio. Está en el bolsillo de los fondos de inversión, las trasnacionales energéticas y los bancos. Las corporaciones del agro, la energía y el sector financiero no dejaron de remitir altas utilidades en sus bolsillos.
Por eso es llamativo que ante una situación tan paupérrima, los funcionarios de distintos niveles del Estado, sigan vistiendo sus elegantes camisas para defender el ilusionismo trasnacional de armar currículum para conseguir trabajo. Allí, los distintos colores partidarios tienen una misma lógica: el esfuerzo individual puede llegar a alguna góndola del mercado global.
Mientras tanto, los de a pie, miramos los bolsillos para ver si llegamos a fin de mes. No es una película de terror, son hechos que suceden muy cerca de donde vivimos.
En esa situación brotan cada vez más luchas de abajo que no están dispuestas a ceder ni un milímetro. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Los representantes se miran entre sí y responden: «no sabe no contesta».