«Este fue un gran día para el comercio libre y justo», dijo este miércoles el presidente de EEUU, Donald Trump. A su lado, Jean-Claude Juncker, mandatario de la Comisión Europea, explicó que acordaron no imponer nuevos aranceles. La guerra comercial había iniciado con el aumento de las tarifas aduaneras de EEUU sobre el hierro y alumino proveniente del exterior. Y después escaló. Días antes de este encuentro, los 28 países de la Unión Europea anticiparon represalias si aparecían nuevos aranceles a la importación de vehículos. En la previa a la cumbre de la OTAN del 13 de julio pasado, Trump había juzgado fuertemente la dependencia de Alemania del gas natural ruso: «Washington no puede permitirse un gasto militar muy superior al de otros miembros de la OTAN y defenderles cuando Berlín paga a Moscú miles de millones de dólares por el combustible y planea construir el gasoducto Nord Stream 2». Sin embargo ahora detalló que Europa también aumentaría las compras de gas americano. «Trabajaremos para reducir las barreras y aumentar el comercio en servicios, productos químicos, productos farmacéuticos, productos médicos, así como la soja», dijo también en la conferencia de prensa, «que es un gran negocio». Pasa que antes de ese encuentro, Trump había vuelto a enfocar sus cañones contra China acusandola de aprovecharse de los agricultores norteamericanos. «Hemos sido amables ¡hasta ahora! China logró 517.000 millones de dólares gracias a nosotros el año pasado», sentenció via twitter. Su gobierno dispuso el martes de un fondo de 12.000 millones de dólares para los productores afectados por la disputa comercial con el país oriental, hacia donde dirigen sus exportaciones.
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