El Senado Nacional rechazó el miércoles por 38 votos a 31 el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo que había sido aprobada por la Cámara de Diputados el pasado 14 de junio.
Los jefes de bloque cerraron el debate. La ex presidenta y actual senadora Cristina Kirchner (FPV-Buenos Aires), justificó en «las miles y miles de chicas que se volcaron a las calles» su cambio de opinión sobre la legalización del aborto. «No es cuestión de creencias y convicciones sino de dar respuesta como legisladores a un problema que existe», agregó. El jefe del bloque Justicialista, Miguel Pichetto, dijo que «este fue un tema que se nos pasó, tal vez les tuvimos miedo a estructuras dominantes y viejas, que aparecen siempre en posiciones retrógradas, como la Iglesia Católica y credos evangélicos». «El no va a ganar esta noche pero el futuro no les pertenece», agregó el rionegrino.
Luis Naidenoff, senador de Cambiemos por Formosa, consideró que «la historia marca que cuando se trata de ampliar derechos, la sociedad siempre va a la vanguardia». «Este es un primer paso y más allá de mayorías circunstanciales, nada está perdido», arengó.
Durante el debate se desarrollaron movilizaciones masivas a favor y en contra en los alrededores del Congreso.
Juan Carlos Marino senador de la UCR, opositor al proyecto, dijo que «estamos pagando las consecuencias de que el Gobierno haya permitido que este tema se debata en el Congreso», durante una reunión de la bancada oficialista. También hubo quejas por la injerencia de la Iglesia Católica sobre la bancada. «Esto se va a leer como que el Papa tiene más votos que el Presidente», advirtió el cordobés Martínez.
El cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, ofició una Misa por la Vida en la Catedral. Hizo una autocrítica al afirmar que «tal vez no hicimos lo suficiente para acompañar a las embarazadas en situaciones muy duras», e instó a multiplicar los espacios solidarios y de contención, para que las mujeres puedan ser recibidas y acompañadas.