Soy un Pueblo Argentino, pero fundamentalmente latinoamericano, con cinco siglos de lucha, y dos de independencia política. Soy masa sin nombre, pero con historia, que a veces resultó en victorias populares. Soy pueblo que expulsó al fundamentalismo eclesiástico, mercantil y extranjerizante de la Universidad de Córdoba; que reventó sus puertas para establecer la Gratuidad Universitaria; que impuso el co-gobierno cuatripartito y creó los consejos sociales; y ante los que quisieron aprovechar los resquicios de la LES, soy el que en 2011 escupió la Contribución Estudiantil de la UNC y la guardó en el cajón de las vergüenzas de la Casa de Trejo.
Soy Pueblo con consciencia política y fanático de soberanía, forjada en la calle y defendida con sangre. Y si hay Universidades en riesgo, es porque el Pueblo también lo está.
La Universidad puede ser gratuita, expender títulos y dar trabajo: pero si no busca erradicar los problemas de la sociedad, es sólo una fábrica de proyectos individuales. Y eso, para mí, es igual a nada.
El desfinanciamiento de las 57 Universidades y la explotación de sus trabajadores, es una afrenta a la Comunidad Universitaria, pero también decisión de un gobierno nacional que prefiere comprar buques en Francia, antes que sostener el mayor astillero de Latinoamérica. Que prefiere importar recetas a desarrollar curas. Que busca formar profesionales para venderlos al mejor postor.
¡Rompé el cerco mediático y también el individual! La Universidad no existe sólo para que tengas tu título, y puedas vender más cara tu fuerza de trabajo. El Pueblo necesita la Universidad para que sus hijos no tengan hambre, para que la Ciencia y Tecnología sea soberana, y para que la Justicia Social sea una realidad. Y el Pueblo la va a defender, si sabemos llamarlo a su defensa y construir, con lo que tenemos, la Universidad que el Pueblo necesita.
Compartí, salí a la calle, y habla con tu vecina, con el chófer del bondi, con la viejita del barrio.
Pero hablemos claro y hagamos el mérito a un lado.
Acreditar ser parte del 5%, no hace que el otro 95% se convenza.
Por Facundo Aguirre – Graduado de la UNRC