Hay una costumbre, quizás en un imaginario más mecánico y secuencial, de que la unidad son muchos elementos que integran un conjunto. Expresa más la suma de las partes y la forma representativa de la política donde detrás de una bandera hay varios que se identifican o se suman ahí. Pero el movimiento es más complejo y se hace camino al andar. No observarlo así no es sinónimo de que no esté sucediendo. Las políticas de gobierno de Cambiemos fueron profundizando el ajuste, el aumento en los costos de vida de la gente y el beneficio a un minúsculo grupos de sectores financieros y agroexportadores. Esta transferencia de recursos -de una mayoría a unos pocos-, fue hiriendo a los distintos sectores -fundamentalmente trabajadores- que no han cesado de luchar. Pero la situación ya es una. Siempre lo fue. Pero ahora los hechos en sincronía lo demuestran. Por eso las movilizaciones de los trabajadores en distintos lugares del país, los cortes de ruta, las medidas de fuerza y las tomas universitarias suceden casi en simultáneo. Se van uniendo no las partes, sino el estado de situación. Así, va quedando más fino la neutralidad o el gradualismo, y las aguas quedan claras. El grueso de los sectores del trabajo y la producción marchan para que las políticas cambien. Y el gobierno ejecuta políticas que siguen perjudicando cada vez más a estos sectores. Por eso, cualquier reclamo particular necesariamente tiene que ver ya con en el estado general de una situación crítica para el conjunto del pueblo. Todo esto, que aparece por separado y hasta desordenado, es justamente la unidad. Y no hay forma institucional que pueda contener a un pueblo, que como siempre en nuestra historia, está predispuesto a pelear.