Mientras el movimiento obrero realizaba el cuarto paro general contra las políticas de gobierno, el presidente Mauricio Macri en Estados Unidos anunciaba en un programa televisivo de Nueva York que «estaba listo para competir». Se refería a las elecciones presidenciales de 2019, aún faltando más de 10 meses.
En sincronía, también este martes, el presidente del Banco Central (BCRA) Luis Caputo presentaba su renuncia a la entidad. Solo estuvo allí tres meses y medio, cuando reemplazó a Federico Sturzenegger en la corrida cambiaria previa al Mundial de Fútbol en Rusia.
Caputo venía utilizando dólares del BCRA (ver «Caída de reservas») para frenar la corrida cambiaria que llevó a la divisa norteamericana a más de 40 pesos ayer. Pero las presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que no haya intervención en el mercado cambiario se lo llevó puesto.
Vaya casualidad, que Caputo -al igual que Sturzenegger – negoció con China días antes de presentar su renuncia, un nuevo swap (contrato financiero a futuro) por 9.000 millones de dólares.
Nuevo acuerdo
La guerra comercial entre China y Norteamérica no cesa, tanto que esta semana la Reserva Federal de EEUU volvió a subir la tasa de interés de referencia.
Por eso desde Nueva York, este miércoles, Christine Lagarde, la titular del FMI, dijo que el acuerdo “se verá respaldado por un presupuesto adecuado que sea sustentable. El mercado cambiario no tendrá intervención».
Así, el FMI desembolsará en total 57.100 millones de dólares, 7.100 millones más respecto al acuerdo previsto en junio. Hasta 2019 el FMI le dará al gobierno argentino 36.200 millones de dólares que se suman a los 15.000 millones ya desenbolsados, de los cuáles más de 13.000 se esfumaron en menos de tres meses.
El nuevo presidente del BCRA Guido Sandleris anunció este miércoles, que la entidad se limitará a reducir la inflación. No emitirá moneda hasta julio del 2019, no fijará tasa de interés y dejará flotar el dólar entre 33 y 44 pesos. Solo si sale de esa banda el banco intervendrá.
¿La historia se repite?
Queda claro que este combo propuesto por el FMI implica menos control del dólar y mayor ajuste. De hecho, tras los anuncios, ayer subió de 2,74 %: de 38.83 a 40.53 pesos.
También desde Nueva York, Mauricio Macri ratificó que no hará «modificaciones del sistema financiero. Vamos a integrarnos cada vez más al mundo».
Además planteó su compromiso con un plan de cinco años «para alcanzar el equilibrio fiscal» y manifestó que «no hay ninguna chance de que la Argentina vuelva a caer en default».
Pero esas definiciones no tienen su correlato en los datos estructurales. Según el Instituto de Trabajo y Economía Fundación Germán Abdala (ITE), el principal problema de la década del noventa no era el resultado primario del equilibrio fiscal «sino el peso de los intereses de la deuda».
Entre 1998 y 2001, indica el ITE (ver “Gráfico”), los intereses de deuda llegaron a representar 14,7% del gasto total: «Esto llevó al gobierno de la Alianza a recortar los haberes a jubilados y empleados públicos».
De cumplirse el presupuesto 2019 presentado por el Gobierno, «el año que viene un 14% del gasto del sector público nacional se iría en pagar intereses de deuda», manifiesta el ITE. Porcentaje parecido al alcanzado en 2001 cuando, en una de las peores crisis de la historia Argentina, el país cayó en default.
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