La visita del presidente Mauricio Macri en la ciudad no es una anécdota al pasar. Afianza su relación con el gobernador peronista Juan Schiaretti, uno de los jefes provinciales que le dio el respaldo para aprobar el presupuesto la semana pasada, mientras afuera del congreso la policía reprimía a los manifestantes. Al presidente lo acompañó la ministra de Seguridad, quien se dio el lujo de decir que cada uno puede elegir libremente si usar armas o no. También en helicóptero, esta vez Macri visitó la Sociedad Rural. Allí respondió preguntas de algunos periodistas elegidos. Mientra tanto , las organizaciones sociales manifestaban frente al Municipio: pidieron Tierra, Techo y Trabajo y, al gobierno local, participar en la realización de la obra pública. Es la foto de lo que vivimos: una mayoría que no llega a fin de mes y algunas minorías que lo reciben con los brazos abiertos. Está claro que la técnica utilizada por el presidente es solo el marketing. Solo fotos que se viralizan y guiones como una película de ficción. Es la tecnología de un gobierno que no ha dado ninguna respuesta en favor de la mayoría de la sociedad y que recurre al esquema mediático porque ese es su único terreno. Pero aún así, no puede. La sociedad percibe, dice y reclama que es hora de que den la cara. Y la crisis mundial, por arriba, tampoco le deja margen de maniobra. Macri busca algo de sociabilidad y el schiarettismo le abre el campo para que se venga a fotografiar y realizar videos. Queda por verse, cuánto es el umbral de tolerancia de la sociedad, para seguir siendo espectadora de una película que ni siquiera entretiene.