La primera ministra británica, Theresa May, afrontó ayer una jornada muy tensa a pesar del apoyo de su gabinete para su plan acordado con Bruselas para la salida de su país de la Unión Europea (UE). Siete cargos conservadores han dimitido de sus funciones: dos ministros, dos secretarios de Estado, dos secretarios parlamentarios y el vicepresidente del Partido Conservador. Todos rechazan el su acuerdo porque amenaza «la integridad del Reino Unido» y no logra el objetivo de un Brexit duro: lograr la «soberanía de Reino Unido» y desligarse de Europa a partir del 29 de marzo.
Además, Jacob Rees-Mogg, cabecilla del ala conservadora e impulsor del Brexit duro, ha impulsado una moción de no confianza contra May. Mogg aseguró que sustituir a May será una cuestión «rápida», de «semanas y no meses» y que su motivo reside en su desacuerdo con el borrador para el Brexit, que está «echando por tierra » el proceso.
El golpe más duro para May fue la renuncia del ministro para el Brexit, Dominic Raab, quien dijo que no puede apoyar este acuerdo porque la solución para evitar una frontera física entre Irlanda y la provincia de Irlanda del Norte supone una «real amenaza a la integridad» del país y rechaza que Londres permanezca de forma «indefinida» sujeta a las normas europeas.
La convulsionada jornada en Londres ha repercutido en la Bolsa británica, ya que la libra ha sufrido ayer su mayor caída desde el referéndum de 2016: se ha desplomado un 1,69% contra el dólar y se ha quedado en 1.123 euros contra el euro, (caída del 1,72%, la más fuerte en lo que va de año).
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