La localización del submarino ARA San Juan a 366 días después de su desaparición, abrió más incertidumbres que certezas. Son los familiares de los 44 tripulantes del submarino quiénes, un año después, no han dejado de reclamar para conocer las causas del hundimiento. «La principal causa de desconfianza es el lugar donde encontraron el buque», dijo Valeria Carreras, abogada de familiares de los 44.
A más de 500 kilómetros de la ciudad de Comodoro Rivadavia y a 907 metros de profundidad en la zona del Golfo de San Jorge, encontraron una «sección mayor, comprendida por el casco resistente» y además se «identificaron otras partes del submarino de menores dimensiones», informó la Armada Argentina el sábado 17 de noviembre en una conferencia de prensa en la que también estuvo el ministro de Defensa Oscar Aguad.
«Por el lugar pasaron 16 veces por lo menos y nunca encontraron nada», señaló la asesora legal de familiares de los 44. El argumento de Defensa es que en su momento no se encontró porque no se contó con la tecnología adecuada.
Pero llama también la atención que la empresa contratada por el gobierno en agosto (Ocean Infinity), había anunciado días antes de encontrar el submarino que el 16 de noviembre abandonaría la búsqueda y retornaría en febrero de 2019.
El jueves 15 de noviembre, en el aniversario de la desaparición, el presidente Mauricio Macri dijo «en pocos días la comisión formada por el Ministerio de Defensa para la investigación va a emitir sus conclusiones de las posibles causas de este naufragio». Fue en un acto junto a los familiares de los 44 que se realizó en Mar Del Plata. Y son los familiares los que se preguntan si el mandatario ya lo sabía en ese momento.
Intereses en el mar
Ocean Infinity Seabed Intelligence es una empresa con domicilio en Londres (Gran Bretaña) y con filial en la ciudad petrolera de Houston en Estados Unidos (EEUU). A su vez, utilizó el buque Seabed Constructor de la compañía inglesa Swire dedicada a la “prestación de servicios de apoyo en alta mar a la industria internacional del petróleo y gas. Incluidas la exploración, perforación y producción, tendido de tuberías, construcción submarina y movimientos de plataformas”.
Vaya casualidad, el ahora secretario de Energía Javier Iguacel estuvo en EEUU del 12 al 16 de noviembre en una misión donde ofreció a las grandes trasnacionales petroleras, el potencial del yacimiento Vaca Muerta en Neuquén.
Pero el día 14 de este mes dio detalles a los empresarios de los lineamientos de la primera ronda Off Shore para la exploración de hidrocarburos en el Mar Argentino. Se refirió justamente a las cuencas Argentina Norte y Cuenca Austral que se encuentran aproximadamente 460 kilómetros al norte y 674 kilómetros al sur de donde encontraron finalmente el submarino ARA San Juan. Existen coincidencias físicas en la búsqueda del submarino y las cuencas que pronto empezarán a explorar las trasnacionales energéticas.
Además, el 4 de noviembre -con la resolución 65/2018-, la Secretaría de Energía convocó a concurso para adjudicar los permisos de exploración y estableció las bases y condiciones para que las empresas empiecen a repartirse los recursos debajo del mar.
Hipótesis sobran
Conocido el paradero del submarino, los familiares de los 44 se movilizaron el 18 de noviembre tanto en la ciudad de Mar del Plata como en Plaza de Mayo. Luisa Rodríguez, madre de uno de los submarinistas, pidió que el «ARA San Juan sea reflotado. La mayor parte de los familiares lo queremos. Acá no se terminó la historia: queremos saber la verdad y no vamos a parar».
El ministro de Defensa Oscar Aguad ya dijo que «sería un disparate gastar 4.000 millones de dólares en la extracción de los restos del submarino ARA San Juan en un país con 30 % de pobreza».
«Ahora se debe profundizar la investigación», señaló Magdalena Odarda, senadora integrante de la Comisión Bicameral investigadora de la desaparición del submarino. «Temo que la Armada quiera cerrar la investigación. Si es factible recuperar el submarino, no se puede invocar un impedimento económico cuando se gastan miles de millones de ganancias para bancos y empresas energéticas». La senadora señaló además: «hay que investigar todas las hipótesis. Como senadora patagónica voy a descartar la del error humano y el accidente por una implosión producto de una falla producida por los tripulantes».
Incluso Oliver Plunkett, CEO de Ocean Infinity, señaló: «nos complacería ayudarlos en la operación de recuperación. Hemos realizado numerosas operaciones de recuperación y estamos bien equipados para ello».
A fines de noviembre de 2017, la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO) con sede en Austria, le comunicó al gobierno argentino que en la zona donde el submarino había realizado la última llamada, detectaron una explosión.
Es por esto que el ingeniero en Telecomunicaciones Ariel Garbarz, quién trabaja en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), señaló en Radio Éter de Mar del Plata que “desde el 29 de noviembre de 2017 el gobierno nacional sabe exactamente la latitud y longitud donde se hundió el submarino o donde lo hundieron» y que «no quisieron encontrarlo».
Pero además, Garbarz sostuvo que «cuando una explosión es externa, quiere decir que la explosión se produce por un torpedo, por un misil o por una carga de mina subactuática. Los datos científicos y técnicos nos están indicando eso, no es una tesis conspirativa».
Mientras tanto, la jueza federal de Caleta Olivia quien investiga el caso, Marta Yáñez, espera las 67.000 fotografías que le proporcionará Ocean infinity relacionadas con la localización del submarino para establecer las causas de su hundimiento.
En el mar argentino donde las petroleras mundiales navegarán en búsqueda de petróleo, aún sigue la incertidumbre por las causas del hundimiento del submarino con sus 44 soldados argentinos.