Las potencias que representan dos tercios de la población mundial, el 85 % del PBI y el 75 % del comercio global, se dieron cita en Buenos Aires, del 30 de noviembre al 1 de diciembre. Esta nueva Cumbre del G20 logró finalmente emitir un comunicado conjunto titulado «Construyendo consenso para un desarrollo justo y sostenible».
El G20 es un ámbito creado en vísperas de la crisis financiera de 2008 (antes existía solo el G7), del que participan Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea (UE). También, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los 31 puntos acordados en Buenos Aires contemplan propuestas de reformas de la OMC, fortalecer el sistema financiero y el FMI, y la adhesión al acuerdo sobre el cambio climático, con el cuál Estados Unidos volvió a marcar sus diferencias -como el año pasado en la reunión de Hamburgo-. También se incluyen declaraciones sobre el cambio tecnológico, la lucha contra la corrupción, educación, salud, igualdad de género y protección de la fuerza laboral.
Los mandatarios pusieron en común estas declaraciones genéricas mientras en paralelo firmaron muchos acuerdos bilaterales puntuales.
Esquirlas de la guerra
Gran parte de los ojos estaban puestos en la «guerra comercial» que libran dos grandes potencias: China y EEUU. Argentina, como anfitrión, sufrió parte del impacto de esos enfrentamientos.
Antes del inicio de la Cumbre, Donald Trump y Mauricio Macri se reunieron en Casa Rosada. EEUU emitió rápidamente un comunicado dando cuenta que «los dos líderes reiteraron su compromiso compartido de enfrentar los desafíos regionales como Venezuela y la actividad económica depredadora china».
El canciller argentino, Jorge Faurie, tuvo que salir a brindar aclaraciones: «no creo que haya sido así. El adjetivo depredador corre por cuenta de su comunicado». Y enumeró el interés de Norteamérica en el yacimiento de Vaca Muerta, nuevas exportaciones a Estados Unidos (de carne vacuna) y la lucha contra el narcotráfico.
¿Tregua?
Cuando Trump ya volaba de regreso a EEUU, su gobierno difundió otro comunicado sobre la «exitosa» reunión con Xi Jinping, presidente de China, en Buenos Aires.
Fue una cena de dos horas y media en la que acordaron una tregua por tres meses. Trump accedió a que el 1 de enero mantendrá el arancel del 10% para los 200.000 millones de dólares importados desde oriente, en lugar de elevarlos al 25 %. A cambio, el país asiático acordó comprar productos de agricultura, energía e industria a EEUU para reducir el desbalance comercial.
A pesar de este acuerdo, los mercados cayeron. Wall Street fue el más afectado con 3,1 % negativo, el Dow Jones Industrial perdió 800 puntos y los rendimientos de los bonos también bajaron. En Europa, todas las bolsas descendieron: Madrid, Milán, Frankfurt, Londres y París.
Más allá de los anuncios, hay dudas sobre el futuro. «Acuerdos limitados y modestas concesiones en su disputa comercial no salvarán el gran abismo entre sus respectivos intereses económicos, políticos y estratégicos», señaló en un informe la calificadora financiera Moody`s.
China pisa fuerte
Terminó la Cumbre y todos los mandatarios se fueron de Buenos Aires, menos el chino. Macri lo recibió en la Quinta de Olivos, donde firmaron 34 acuerdos.
Se destaca, el Plan de Acción Conjunta 2019-2023 en materia política, económica, comercial, inversiones, infraestructura, agricultura, minería, energía, asuntos financieros, transporte, turismo, cultura, educación ciencia, tecnología, salud, asuntos espaciales, deportes y cooperación Sur-Sur.
También, un Memorandum de Entendimiento que permite un contexto jurídico favorable a las inversiones del país asiático en Argentina.
Además, el Banco de la República Popular de China amplió en 60 mil millones de yuanes (equivalente a 8.600 millones de dólares) el swap de monedas otorgado años antes al Banco Central de la República Argentina.
En términos de inversiones, China pretende participar en la recuperación del Ferrocarril San Martín Cargas y en mejorar 1.020 kilómetros de vías, por 1.100 millones de dólares, y en la ejecución del Belgrano Cargas.
A cambio, Argentina exportará producción primaria: cerezas, soja, aceite y caballos de polo.
¿Y la región?
La integración regional no fue parte de la agenda G20. Macri solo habló, una sola vez, de activar el acuerdo de libre comercio «muy demorado» entre el Mercosur y la Unión Europea.
«El Mercosur ha sido el bloque más cerrado del mundo y eso significó un crecimiento menor al de muchas otras regiones», abrió Macri. Pero no hubo reciprocidad. «Tenemos, como en la Argentina, sensibilidad agrícola, especialmente en el sector vacuno francés. En muchos temas se lograron progresos estos últimos meses, pero no estamos aún en situación de concluir», respondió Emanuel Macrón, presidente de Francia que días atrás tuvo que retrotraer el aumento del precio de los combustibles frente al reclamo de los «chalecos amarillos».
El Reino Unido acaba de salirse de la UE y su primer ministra, Theresa May, sí manifestó interés por los vínculos con el Mercosur. Junto a Macri, anunciaron acuerdos entre Vodafone y Telecom por la telefonía 4G y plantearon desarrollar el sector minero y energético. La soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas, ni siquiera fue tema de ese encuentro.
Corren tiempos en los que la integración regional se va desgranando. A tal punto que el presidente de Chile, Sebastián Piñeira, invitado a la Cumbre del G20, se dio el lujo de citar al fallecido George Bush (padre) -ex presidente de EEUU- e hizo un llamado a reflotar el ALCA. «Era una zona de libre comercio desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Ese sueño, ese desafío, está aún pendiente», dijo.
Deuda interna
El rumbo económico del país y las proyecciones negativas para los próximos meses, siguen siendo un problema para el gobierno nacional. Macri trató de pararse sobre el G20 y proyectarse para 2019. «Haciendo pronósticos no me ha ido bien», dijo en una entrevista en el canal Todo Noticias. Reconoció que quedan meses «difíciles por delante» y dijo: «yo entiendo las ansiedades, que las inversiones no se ven».
Más allá de las 17 reuniones bilaterales y los convenios firmados, la recesión económica empieza a complicarse. Susana Malcorra, ex canciller argentina ni bien asumió Macri, dijo: «El G-20 per se no va a traer una lluvia de inversiones. Son las empresas las que determinan qué hacer con las inversiones y eso se hace por la previsibilidad del país».
Y se lo dejaron claro al mandatario argentino en una reunión previa al comienzo del G20. Jaime Dimon, número uno del banco norteamericano JP Morgan y Brian Moynihan, CEO del Bank of América, le aseguraron que invertir en la Argentina no es posible por la incertidumbre electoral de 2019.
Macri respondió: «Estamos en el peor momento. Conservo más de un 30 % de intención de voto, después de todo lo que pasó».
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