La baja en la actividad económica pone en jaque a la economía regional. Empresarios, trabajadores y Estados buscan financiamiento, socios y mercados externos para subsistir. La “apertura” para paliar la crisis, signos de época.
La crisis económica marcó el 2018, tanto a escala local, provincial, nacional o internacional. Los actores económicos y políticos discurren entre una y otra escala, borrando las fronteras territoriales que se nos aparecían tan claras. O redefiniendo qué y cuáles son los territorios sociales.
Esta no es una apreciación azarosa: se fundamenta en hechos regionales que, con sus particularidades, ratifican una tendencia global de territorios cada vez más permeables e interdependientes.
La sed
En septiembre de 2018, el estimador mensual de actividad económica (EMAE-INDEC, informe completo aquí) demostró una caída de la actividad del 5,8 por ciento a nivel nacional respecto al mismo mes de 2017, sumando así un acumulado del año respecto al acumulado de igual período del año anterior del 1,5 por ciento. El comercio, con una caída del 12,5 y la industria con el 10,8 por ciento interanuales fueron los rubros más perjudicados. El transporte, a su vez, cayó un 4,6 y la construcción un 2,9 por ciento.
Comercio es la tercer actividad económica del Departamento Río Cuarto, antecedida por la actividad agrícola –en primer lugar- y la inmobiliaria –en segundo-, según un informe del Consejo Económico y Social del año 2018. Sin embargo, la actividad comercial es la primera en generación de empleo en nuestra ciudad –ver «Qué hacemos»-. Un estudio realizado por el Centro Comercial Industrial y de Servicios (CECIS) local arrojó que en noviembre de este año el consumo cayó un 15,23 por ciento interanual, medido en unidades vendidas, sumando así ocho meses consecutivos a la baja.
Al ahogo económico producido por el incremento de los costos fijos de los comercios –tarifas, alquileres, impuestos-, se sumó el constante ajuste de las familias riocuartenses en sus gastos. “La falta de disponibilidad de dinero de la gente se ve en los locales que cada vez venden menos”, consignaba Alejandro Saffadi, presidente de la Cámara Mercantil local. El cierre del supermercado Monge este año o de la distribuidora Gagna en 2017 fueron reflejo de la tendencia en la ciudad. Sus dueños, según trabajadores de esas empresas, cambiaron de actividad de la comercial financiera, inmobiliaria, agropecuaria.
En Deheza, los dueños del Molino Gepsa, del Grupo Pilar, también se volcaron al mercado financiero, según empleados que en junio ocupaban la planta a la espera de indemnizaciones.
La falta de dinero es también determinante para la Cámara de la Construcción de Río Cuarto. Mario Ponso, su presidente, explicó que “la construcción no es ajena a lo que pasa en el resto de la actividad económica”. “El problema es la inflación, acompañado por tasas imposibles de pagar. Sin financiamiento, no pueden ejecutarse obras”, explicó el dirigente, quien destacó que “los nuevos proyectos vendrán de la mano del excedente en dólares que pueda generar el campo en la próxima cosecha”. En este contexto recesivo son muy pocos en la región los que disponen divisas para invertir. En general, sus cadenas de valor dependen -casi totalmente como en el caso del agro-, de la apertura a los mercados internacionales.
El agua del financiamiento
En 2016 los bancos en Río Cuarto prestaron $1.900 millones menos de los depósitos recibidos en la ciudad y, de lo prestado, solo el 34 por ciento fue dirigido al sector productivo, según un informe del Consejo Económico y Social (CES) –ver “¿qué es el CES?”-, titulado “¿Qué limita el desarrollo regional? Una política para el crédito federal productivo” -informe completo aquí-. El trabajo, consigna que “el crédito es una herramienta para generar las condiciones de un desarrollo regional sustentable”. Reconducir hacia créditos productivos una mayor proporción de dinero de los ahorristas riocuartenses es la tesis principal del estudio. Más crédito en la producción, redundaría en más trabajo genuino. El pedido interpela de cerca a las 27 sucursales bancarias -6 públicas y 21 privadas- que manejan el ahorro y el crédito de la ciudad. Gran parte de ellas, extranjeras.
Qué limita el desarrollo regional
En otro orden de cosas, por la crisis económica y el ahogo financiero, grandes empresas privadas, algunas locales o provinciales y otras nacionales o multinacionales -con asiento local y que emplean trabajadores de la ciudad- quebraron, recurrieron a Procesos Preventivos de Crisis o fueron absorbidas por otras empresas durante 2018 –ver aparte «Quiebras y procesos preventivos”-: Carrefour, AVEX, Globoaves, TUS, Cotreco, por nombrar solo algunas. La “solución” fue buscada a partir de distintas vías: mecanismos financieros de auxilio –préstamos de dineros públicos a tasas diferenciales como en el caso de la argentino-brasilera Globoaves, reducción de aportes patronales y congelamiento de indemnizaciones como en el caso de Carrefour-, o por la venta de las propias empresas a capitales con mayor “espalda”. Podríamos nombrar algunos ejemplos en este último sentido: la espera por la aparición de un nuevo dueño que se haga cargo de la planta de AVEX, controlada hasta ahora por la multinacional Brasil Foods (BrF) –que ya se desprendió de Quickfood San Jorge y Baradero en manos ahora de Marfrig, el segundo mayor holding productor de alimentos del mundo-; y la búsqueda del gremio de transportistas AOITA –junto a organismos provinciales- de empresas dispuestas a invertir y quedarse con los recorridos de TUS y recomponer así la fuente laboral de poco más de 100 trabajadores que desde hace 5 meses no perciben su sueldo. Empresas de Córdoba –entre las que se hallaría la SAT Río Cuarto- están interesadas en la compra –ver “Solo con el Estado”-.
Por su parte Cotreco, la empresa de recolección de residuos de varias ciudades de Córdoba, fue vendida a la empresa española Urbaser S.A. en octubre de este año -que es controlada, a su vez, por Firion Investments, de capitales chinos-. Los nuevos dueños se hicieron cargo de la deuda que existía, por parte de la anterior operadora, con sus trabajadores.
La exportación es vista como otro de los mecanismos para reactivar la actividad económica local. Empresarios y trabajadores celebran por igual cuando se dan estas noticias. “En la región tenemos un frigorífico que exporta carne equina y otro, Frigorífico Río Cuarto que ahora es Frigorífico Coronel Moldes, comenzaría a exportar carne vacuna en marzo o abril”, expresó el titular del Sindicato de la Carne, Fabio Oviedo, quien además adelantó que Globoaves comenzaría a exportar el año próximo huevos fértiles a México. La búsqueda de dólares de algunas empresas cárnicas regionales daría nuevo aire a la actividad. Dólares que, en su ausencia -como en el caso Avex-, tensionan la situación de los trabajadores locales.
Estado sediento
Pensar que el ahogo económico es potestad exclusiva del sector privado es no observar una parte sustancial del problema.
“En cuanto a la obra pública la expectativa es mala. En la provincia, de los $4 mil millones para obra pública, no hay grandes obras para nuestra región. Puede haber unos acueductos con Kuwait, pero no mucho más”, manifestó el empresario de la construcción riocuartense, Ponso. El acuerdo, sellado el miércoles con el país árabe por Schiaretti, incluye un crédito por US$ 50 millones al 3 por ciento anual, a 24 años de plazo y con 4 de gracia. Crédito de Kuwait, en dólares, para llevar agua, entre otros lugares, a las Sierras Chicas de Córdoba.
No solo el agua necesita de dólares para abrir sus vías de circulación. La estatal provincial EPEC ha salido este año a buscar socios privados. El Gobierno busca modificar la estructura energética y el monopolio estatal y “desintegrar EPEC para dividirla en actividades específicas”, según denuncian los trabajadores y organizaciones. Para ello, realizará la división contable de la Empresa Provincial en tres áreas: generación, transporte y distribución. En esas áreas se especializan los grandes jugadores regionales y globales del comercio energético, considerados especialmente por el Ministro de Energía Provincial Fabián López a la hora de encargar a la consultora Quantum el estudio y redacción del proyecto que se trataría, finalmente, en 2019 en la Legislatura.
Por otro lado, si analizamos las cuentas generales de la provincia y la Municipalidad de Río Cuarto -ya no solo en la rama de la obra y los servicios públicos-, observamos la tendencia a esquemas de financiamiento en el mercado financiero global.
«Si analizamos las cuentas generales de la Provincia y la Municipalidad de Río Cuarto, observamos la tendencia a esquemas de financiamiento en el mercado financiero global»
La Dirección de Uso de Crédito y Deuda Pública informó que al 31/10 la administración provincial debía $98.505.818.659 –informe aquí-. Son 45 compromisos a pagar. El 94,97 por ciento de los mismos, en dólares, con lo cual la variación de la deuda en pesos depende de la política monetaria nacional y «los mercados».
Por su parte, la Municipalidad de Río Cuarto posee un stock de deuda acumulada de $1050 millones más intereses -$150 millones más-. Según un informe que elaboró el bloque de concejales de Cambiemos, los compromisos tendrán un incremento del 134 por ciento entre 2018 y 2020, de acuerdo al cronograma de pagos establecido en las emisiones de deuda y en los préstamos tomados. Durante el 2018, los servicios de la deuda totalizarán $268,2 millones; en 2019 esa cifra trepará hasta los $435,2 millones, mientras que en el 2020, cuando empiezan a operar los vencimientos por la deuda de casi US$15 millones colocada a fines del año pasado, el monto trepará hasta los $627,5 millones. Aseguran, desde el oficialismo, que ese monto no superará el 13 por ciento del total del presupuesto estimado para 2020. La deuda municipal en dólares explica más del 50 por ciento de la deuda total municipal. El intendente Juan Manuel Llamosas explicó en su momento que la misma había sido tomada para realizar obra pública y no para gastos corrientes. Dentro de los acreedores de la deuda municipal, según confirmó el Secretario de Economía Pablo Antonetti, hay dos fondos británicos. Nuevamente, la posibilidad de conseguir el dinero necesario para realizar nuestras obras depende del financiamiento externo en el mercado de capitales, bajo moneda extranjera. La garantía de pago, la coparticipación y la recaudación impositiva en pesos, que deberán transformarse en dólares para cumplir con las obligaciones.
Empresas, Estados y sectores organizados buscan la «mercancía-dinero» cada vez más escasa y cara para subsistir y realizarse. Sin ella, parecería, no hay posibilidad de imaginar la vida. El lugar de la comunidad y su organización por fuera de la lógica urgente del mercado, sigue siendo materia a imaginar y construir.