Cambiemos no perdió tiempo: Desmembró la integración sudamericana, desreguló el mercado de capitales y aumentó la deuda a un 77% del PBI . Mientras, la devaluación empeoró la vida de las mayorías. Y las minorías exportadoras obtuvieron alta rentabilidad. Bicicleta financiera a costa de un 33,6% de pobreza.
Es común asociar los problemas de nuestra vida diaria a la buena o mala administración de los gobiernos. También a las buenas o malas intenciones de sus gobernantes. Así, se soslayan tanto las tendencias estructurales de carácter global como la propia lucha que llevan adelante los sectores de la producción y el trabajo en una sociedad.
El deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de los argentinos desde que asumió Mauricio Macri en diciembre de 2015 no fue por una mala administración del gobierno. Fue un plan de ajustar los bolsillos, reducir la posibilidad de resistencia popular e insertar el país en el capitalismo global (ver «luchas arriba, luchas desde abajo», página 9).
Pero la economía sola no se explica sino de la mano de la política. En la primera conferencia de prensa que da el presidente Mauricio Macri tras su triunfo en el ballotaje en 2015, dijo que «en el Mercosur vamos a pedir por Venezuela» y agregó: «Le corresponde la cláusula democrática porque persigue a los opositores y no respeta la libertad de expresión».
Con el presidente Michel Temer en el gobierno de Brasil -tras la destitución de la ex mandataria Dilma Rousseff en agosto de 2016-, el 5 de agosto de 2017 los fundadores del Mercado Común del Sur (Mercosur) -Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil-, decidieron de forma unánime suspender indefinidamente a Venezuela del bloque por la «ruptura del orden democrático».
Este fue el primer mensaje del gobierno de Macri en cuanto a la integración regional. Pero los dilemas de la integración no remiten solo a los calendarios electorales. Ya en 2012, la «cláusula democrática» había sido aplicada por Mercosur contra Paraguay tras el golpe parlamentario contra el ex presidente Fernando Lugo en 2012. En la misma decisión, habían sumado a Venezuela al organismo regional.
Eran tiempos donde se debatía entre fortalecer la región con la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR) o ser parte de las potencias del G20. También reclamar por la deuda soberana y regular el mercado financiero como país individual, aunque ya desechada la posibilidad del Banco del Sur.
¿Casualidad?
En Argentina los trabajadores planteaban participar en las ganancias empresarias y regular el sistema financiero, mientras la ex presidenta Cristina Fernández hablaba de «sintonía fina» en la Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA). >>
El deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de los argentinos desde que asumió Mauricio Macri en diciembre de 2015 no fue por una mala administración del gobierno. Fue un plan de ajustar los bolsillos
Agrandar el mercado es achicar el bolsillo
¿Qué vino a hacer Cambiemos? La Alianza UCR-PRO vino a ganar tiempo. Su gabinete, integrado en gran parte por CEOs empresarios, vino directamente a reconfigurar el sistema institucional del Estado para que Argentina sea una pieza más del sistema global.
Uno de las primeras políticas fue la reforma laboral, que si bien no fue aún aprobada en el Congreso de la Nación, el gobierno de Macri la realizó «de hecho» ajustando el salario y dolarizando gran parte de los costos de vida de los argentinos.
Por caso, la inflación en lo que va del año es de 43,9%. Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), el salario promedio tuvo una caída real del 22%, ya que en la actualidad un salario de 32.776 pesos tendría que ser de 41.968 para empatar con la inflación.
En los últimos tres años, la moneda norteamericana aumentó 291%: pasó de 9,7 pesos a 38 pesos. Y las tarifas, según CEPA, aumentaron en el mismo período: 3008% (el gas), 2136 % (la electricidad) y 515% (el agua).
Con tarifas dolarizas y sueldos devaluados, el capital concentrado contó con las condiciones económicas para que lleguen las tan mentadas inversiones extranjeras. ¿Y las políticas?.
A fines de diciembre de 2017, mientras las calles argentinas estaban calientes por la reforma previsional en detrimento de los jubilados, Gustavo Cañonero -partner de SBS- planteó que no era una buena señal que «se siga dilatando algo que el mercado financiero necesita y espera». Se refería precisamente a los cambios en el mercado de capitales.
En el mismo sentido, también en diciembre, Claudio Cesario -presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA)- defendió las políticas de Cambiemos: «Hoy el gobierno está avanzando en reformas de naturaleza impositiva, laboral y del mercado de capitales que establecerán las bases de consolidación para un crecimiento sostenible en el tiempo».
El salario
promedio tuvo
una caída real del 22%
Y Sebastián Maril, de Reseach for Traders, dijo: “recomendamos a nuestros clientes dolarizar carteras desde el miércoles pasado».
Testimonios evidentes que los referentes de los grupos económicos -y funcionarios también- adelantaban lo que podía ser el escenario 2018. En diciembre, el ministro de Economía Nicolás Dujovne, sostuvo: «Tenemos un programa financiero que debe financiarse en el exterior porque en el país el mercado de capitales es pequeño». Y se adelantó: existe «riesgo de iliquidez luego del año próximo cuando el gobierno deba conseguir unos 30.000 millones de dólares para financiar el déficit fiscal».
Con la baja del «costo laboral» y aprobada la reforma previsional, el gobierno nacional no tardó en impulsar los cambios. A eso vino.
Entre enero y marzo de este año, el entonces ministro de Finanzas resolvió la búsqueda de liquidez con la emisión de deuda. Ya a principios de enero, la cartera representada por Luis Caputo colocó Bonos por 9.000 millones de dólares con tres títulos. Estas emisiones se sumaban a los 132.969 millones de de dólares de emisión desde la asunción de Macri, calculada por la UMET -Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo- en febrero de este año.
Mientras esto ocurría, durante enero, la Comisión Nacional de Valores (CNV) autorizó a los bancos a vender sus hipotecas en el mercado de capitales; aprobó la denominada «venta en corto»: una operación que consiste en alquilar un activo y venderlo esperando la baja, para luego recomprarlo. Operación que fue anulada en el año 2009 para evitar la máxima especulación. En febrero, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) permitió vía resolución que 7.000 cajeros puedan instalarse en supermercados, farmacias, estaciones de servicio y quioscos.
Estas medidas fueron la antesala de lo que finalmente se concretó con los cambios en la Ley Mercado de Capitales el 9 de mayo de este año que permitieron, entre otras cosas, menos injerencias de la CNV en las empresas cotizantes (ver “Liberar el capital, página 6”).
Las señales iban directamente en beneficio de los grupos económicos. Tanto, que el mercado de capitales creció en 2017 un 54 % interanual y alcanzó los 298.590 millones de pesos.
Como señaló la escritora y periodista Mónica Peralta Ramos en el portal El Cohete a La Luna, las políticas de gobierno se basaron en una “fuerte intervención del Estado en los distintos ámbitos de la vida social con el fin de provocar un cambio en la relación de fuerza existente”.
¿Entre quiénes? La transferencia del excedente es “hacia un nuevo núcleo de poder constituido por sectores del capital financiero internacional, y un reducido grupo de empresarios pertenecientes a la histórica patria contratista”.
Un día antes de los cambios en el mercado de capitales, el presidente Mauricio Macri anunció el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras la corrida cambiaria. Corrida que se dio en medio de las tensiones comerciales entre Estados Unidos (EEUU) y China. Ese mismo día, la empresa norteamericana Morgan Stanley Capital Internacional (MSCI), le otorgó a la Argentina el estatus de mercado emergente tras nueve años de estar en mercado de frontera.
En 100 días, el aumento del dólar se llevó puesto dos presidentes del BCRA (Luis Caputo por Federico Sturzenegger el 14 de junio de este año y Guido Sandleris el 25 de septiembre en reemplazo de Caputo).
El BCRA trató de frenar la suba del dólar con utilización de reservas y subió la tasa de referencia. Nada pudo frenarlo, salvo la inyección de dinero del FMI y la aprobación de un presupuesto a su medida.
Cuando asumió Caputo en el BCRA, los fondos de inversión norteamericanos Templeton y Black Rock compraron bonos (BOTES) en dólares emitidos >> por el país.
En el medio, hubo intentos de utilizar el swap con China que no se concretaron. Finalmente en el G20 ese canje de monedas fue uno de los 34 acuerdos de Argentina con el país asiático.
Pocos ganan mucho: muchos ganan poco
Las políticas de gobierno permitieron acelerar más la rentabilidad para los sectores concentrados. La manera, no fue otra, que por medio de la valorización financiera y devaluación.
Según datos del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, en los primeros años de la gestión de Cambiemos, la inversión financiera saltó un 790%. Por cada dólar que ingresó al país por inversión productiva, entran otros 3,4 para inversiones especulativas.
Si de bancos se trata, en 2017 tuvieron una ganancia de 85.930 millones de pesos, un 15,5% más que en 2016. Este año, hasta el mes de noviembre incluido, los bancos obtuvieron una ganancia en pesos de 137.829 millones, un 60 % de aumento en relación al año pasado y sin contar diciembre.
Si bien el mercado de capitales había crecido en 2017, tuvo una variación negativa del 30 % durante los primeros once meses del 2018 y alcanzó los 176.550 millones de pesos.
Pasa que las empresas lograron financiarse y aumentar su rentabilidad vía devaluación. Las dos corridas cambiarias que se dieron entre abril y septiembre de este año, que llevaron el dólar de 20 a 40 pesos, permitieron que las principales 30 empresas exportadoras tuvieran un beneficio de 614.481 millones de pesos. Así lo calculó el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) en base a datos del INDEC. Con la devaluación, Cargill obtuvo un beneficio extra de 62.648 millones de pesos y Aluar Aluminio Argentino 12.694 de pesos, por ejemplo.
Gustavo Zanotti, Licenciado en Economía y becario del CONICET, publicó un informe en El Cohete a la Luna donde plantea que de las 10 empresas de la cúpula empresaria argentina, las inversiones financieras (93 mil millones de pesos) fueron más grandes que las inversiones productivas (87 mil millones de pesos).
Por caso Pan American Energy, la segunda petrolera más grande del país, obtuvo ganancias por la devaluación durante los primeros nueve meses del año -enero a septiembre- alcanzando los 10 mil millones de pesos, los cuales representan un 67% de sus ganancias operativas. En tanto, la inversión financiera de esta empresa energética equivale al 79% de los fondos destinados a la inversión productiva.
¿Cómo se financia este esquema? Con ajuste a la población y alto endeudamiento. Este año, la deuda pública alcanzó el 77% del Producto Bruto Interno (PBI) con 327.167 millones de dólares. Porcentaje similar al del año 2005, tras la cesación de pagos durante la crisis de 2001.
Un cálculo del Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV (Universidad Nacional de Avellaneda), estimó en mayo que el BCRA pagó 5.500 pesos por segundo en promedio en concepto de Lebacs en los últimos dos años y medio. También calcularon que mientras estas letras representaron 1,4% del PBI en 2016, este año treparon al 3 puntos del PBI. Los intereses de la deuda representaron 7,5% del presupuesto en 2015, mientras que este año aumentaron al 17,7 % del PBI.
Lo que le sobra a los sectores concentrados de la economía, es lo que le falta a la mayoría de los argentinos. Esto se refleja en los últimos datos de pobreza medidos por el Observatorio de Deuda Social de la UCA (Universidad Católica Argentina) que dan cuenta que 13,6 millones de compatriotas no cubren sus necesidades básicas, siendo el indicador más alto durante el gobierno de Mauricio Macri y de la última década.
Capital concentrado: el único soberano
Esta situación genera un ámbito “propicio para la realización de un interés monopólico global que busca el control total de la vida social, tanto en lo económico, lo político y lo judicial, como en el campo de las ideas, de la creación de sentido y de la producción y circulación de información”, dice Peralta Ramos.
Hasta Miguel Pichetto, jefe del Bloque Justicialista en el Senado, planteó un control migratorio porque “no se puede ser más el país idiota del continente» (Ver “Restricción de las personas”).
Será por esto que Cambiemos alineó su política para que el conflicto social no desborde.
Primero, a través del decreto 683/2018 resolvió que las Fuerzas Armadas realicen tareas de seguridad interior. (Ver Cambiemos a la fuerza) Fue el 23 de julio de este año.
Una semana después, cambió las directivas de Defensa. Argentina pasó a tener la misma hipótesis de conflicto que EEUU. Los enemigos ya no son las potencias extranjeras o los capitales foráneos que vienen en búsqueda de nuestros recursos naturales, sino el narcotráfico, el terrorismo y Venezuela porque «atenta contra la consolidación de la zona de paz sudamericana», según expresa el decreto.
La hipótesis de conflicto pone a las Fuerzas Armadas a vigilar el pueblo y los países de la región.
El 5 de septiembre, desde Washington en EEUU, Nicolas Dujovne anunciaba un nuevo acuerdo con el FMI y planteaba la necesidad de más ajuste fiscal.
12 días después, Javier Iguacel, secretario de Energía, en Houston (EEUU), ofrecía a trasnacionales petroleras los beneficios del yacimiento Vaca Muerta de Neuquén y anunciaba la licitación para la exploración de petroleo en el mar argentino. Finalmente se concretó con el decreto 872/2018 publicado el 1 de octubre en el que se repartió el mar a los grandes jugadores petroleros.
El combo es completo. Empeoramiento de las condiciones de vida, aumento de deuda pública y mercado para el negocio financiero. Mientras tanto, la devaluación pone flacos los bolsillos de las mayorías y engorda las ganancias de las minorías exportadoras.
Desmembrada la integración sudamericana, Cambiemos puso a la Argentina como una pieza -individual- en el gran rompecabezas global. Los grandes se frotan las manos y proyectan sus utilidades en el subcontinente. Cambiemos consiguió una única soberanía: la del capital concentrado.