José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de Marzo de 1840 en un paraje llamado Carreta Quemada, cercano a Santa Rosa de Río Primero -hoy, Villa Santa Rosa-. A los 16 años ingresó al Seminario Mayor de Córdoba. Ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866, en noviembre de 1869 fue destinado a Traslasierra para hacerse cargo del Curato de San Alberto. Más tarde fue nombrado párroco de Villa del Tránsito -actualmente Villa Cura Brochero- donde desempeñó su obra sacerdotal. Murió ciego a causa de la lepra en esa Villa el 26 de enero 1914, a los 74 años de edad.
Fue un sacerdote pionero y audaz. Su modo de vivir el compromiso cristiano y ciudadano son un cuestionamiento para todos: a los creyentes nos moviliza a involucrarnos en toda cuestión social; a los ciudadanos nos ayuda a entender que entre todos nos debemos una sociedad más justa.
Su vida es un ejemplo concreto y profético donde se conjuga el deseo de anunciar a todos a Jesús sin olvidarse de la promoción humana de su gente. Brochero supo tener los ojos puestos en el Cielo, sin tener miedo de poner los pies sobre la tierra.
Entre los serranos supo valorar su cultura, hablarles en lenguaje sencillo, construirles una Casa de Ejercicios Espirituales junto a una escuela, correos y telégrafos. Realizaba tandas de retiros para 800 personas buscando un cambio del corazón y hasta promoviendo el turismo espiritual hacia la zona transerrana. Propició la construcción de un dique y el cultivo de peces. No vio realizado el sueño del ferrocarril por el que tanto se desveló dirigiéndose sin cansancio a las autoridades.
Fue un hombre político: trabajó por el bien común. Sus gestos, palabras, acciones, nos enseñan que es posible abrirse al misterio de la fe y luchar por una sociedad más justa, fraterna, solidaria. En Brochero no hay grietas ni extremismos: hay fe, capacidad de diálogo, trabajo, promoción: por eso su figura es tan actual como necesaria para renovar el presente.