En el Centro Cultural Santiago Maldonado, hace más de un año que estamos trabajando junto a lxs vecinxs del barrio. Convivimos diariamente con las consecuencias de la crisis económica que está atravesando el país y que cada día se acentúan y visualizan aún más.
Las necesidades básicas no cubiertas, la falta de trabajo, el consumo problemático de sustancias y las situaciones de violencias, comenzando por la que ejerce el estado ausente, sin políticas públicas serias y viables que reviertan esta realidad, son parte de lo cotidiano. El clientelismo político y el asistencialismo eleccionario, también es violento, teniendo en cuenta que objetivizan a lxs ciudadanxs volviéndolxs eternxs deudorxs, presxs del partido que realiza las “dádivas”, un juego sucio con las necesidades de las personas.
La naturalización de estas prácticas llevan a seguir perpetuando e intensificando el modelo capitalista, neoliberal, heterocispatriarcal que mata silenciosamente, privando de derechos humanos básicos, como la alimentación, acceso a una vivienda, salud, educación y trabajo.
Las mujeres y disidencias sexuales son lxs primerxs afectadxs, debido a que se hacen cargo del trabajo que implica la economía del hogar, el cuidado de lxs niñxs. La violencia se profundiza con la triple jornada laboral que implica sumarle a la tarea mencionada, el trabajo fuera de la casa, mal remunerado, y la participación activa en copas de leche, centros culturales; espacios que hacen de trinchera en las implicancias del día a día.
Trabajamos diariamente para resistir, sobrevivir y superar el impacto que este modelo económico, sostenido por el gobierno, que va dejando a su paso y que en los barrios arrasa con la vida de quienes están en situación de vulneración de derechos. Somos conscientes de que no alcanza, pero no damos el brazo a torcer: sostenemos y proponemos una participación activa con autogestión, trabajo colectivo y colaborativo junto a nuestrxs compañerxs.