Tras la asunción presidencial de Jair Bolsonaro, respaldado por sectores terratenientes y extractivistas, la deforestación llegó a cifras históricas de 8.000 kilómetros cuadrados por año. En mayo pasado, el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, modificó los organismos del “Fondo Amazonia”, un programa de cooperación administrado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social BNDES y contribuciones de otros países (los principales son Alemania y Noruega), que busca reducir la deforestación y preservar la selva amazónica.
En agosto, Salles, despidió al presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) que había difundido los datos de junio: la deforestación acabó con 920 kilómetros cuadrados de bosque, un aumento de 88 % respecto al mismo periodo de 2018. El INPE dio cuenta de 68 focos de incendio en zonas de conservación que suman a los 72.000 detectados en todo el año. “Son acciones de las ONG para llamar la atención contra mí”, retrucó entonces Bolsonaro, alineado internacionalmente con Donald Trump quien tomó la decisión de retirar a EEUU del Acuerdo Climático que junto con otros 194 países había suscrito en 2015, en París.
Con la selva ardiendo, y en vísperas de la cumbre de países del G7 que se reuniría en Francia, el presidente galo Emmanuel Macron, anticipó la convocatoria para discutir sobre la “crisis internacional” que implican esos incendios.
“La sugerencia del presidente francés de que los temas amazónicos se discutan en el G7 sin la participación de los países de la región evoca una mentalidad colonialista fuera de lugar en el siglo XXI”, advirtió Bolsonaro.
Ya iniciada la cumbre del G7, Macron respondió: “Como tengo mucho respeto y amistad por el pueblo brasileño, espero que rápidamente cuente con un presidente que esté a la altura.” Y anunció, además, la suspensión del Tratado de Libre Comercio (TLC) del Mercosur y la Unión Europea que solo hace 30 días había llegado a un primer acuerdo luego de 20 años de negociaciones.
Más allá de los incendios, los sectores agrícolas y ganaderos franceses son los más reticentes al acuerdo preocupados por el ingreso de soja y carne sudamericana, fundamentalmente de Brasil.
En una nueva conferencia de prensa, Bolsonaro seguía interpelando: “¿Ustedes creen que los grandes países están interesados en la imagen de Brasil, o en realidad quieren apropiarse de nuestro país? La Amazonia es nuestra”.
Trump tomó partido por Bolsonaro y dijo en redes sociales que está haciendo «un gran trabajo».
Brasil y EEUU abrieron formalmente este mes las tratativas para alcanzar un TLC directo entre ambos. Eduardo Bolsonaro, hijo, es el embajador carioca en el país del norte.
En julio pasado, el Senado francés aprobó un impuesto a los gigantes tecnológicos norteamericanos Google, Amazon, Facebook y Apple, grupo conocido como GAFA. Será del 3% sobre lo que facturen en Francia, primer país europeo en aplicar un arancel de este tipo.
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