La suba del dólar, las regulaciones últimas del mercado cambiario y hasta el “reperfilamiento” (postergación) de la deuda siguen apareciendo como meros problemas administrativos de un gobierno incapaz. Visto así, se soslaya el proceso de acumulación que han tenido una serie fondos de inversión con la conversión de dinero en más dinero.
Para eso el gobierno desarrolló un plan: flexibilizar el mercado de cambios, modificar la ley de mercado de capitales y una serie de medidas que hicieron subir las tasas de interés de referencia e ingresar por tiempos cortos los denominados capitales “golondrinas”. A eso le suguió las diferentes formas de endeudamiento: por emisión de letras y bonos, por acuerdo con el FMI.
Ese es el proceso de acumulación que se está pagando con el ajuste a los bolsillos de los trabajadores, el aumento de los precios de la comida, la falta de crédito para las pequeñas y medianas empresas y el endeudamiento generalizado en todos los niveles que sortean tanto las provincias como los municipios.
Lo que aparece como una “mala administración” esconde y oculta el movimiento que realizan los grupos económicos concentrados para obtener altas utilidades en poco tiempo.
Para los grupos económicos pareciera importar fundamentalmente que mientras la crisis no explote para arriba, que sigan aguantando los de abajo. Eso es lo que hace varios años se viene dirimiendo en el país, y la actualidad, no es sino la foto de una larga película.
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