Hubo un sistema sanitario integrado y público durante la década del cincuenta bajo el denominado Estado de Bienestar. No fue producto solo de los buenos liderazgos o los modelos de desarrollo. Más bien, fue una época donde el movimiento obrero impuso condiciones y vertebró -como columna vertebral- las políticas de gobierno.
Pero al calor de los golpes, el movimiento fue perdiendo terreno. Y con la dictadura de 1976 se terminó de imponer -por la fuerza- las condiciones para la irrupción de las trasnacionales financieras.
Ya doblegada la voluntad popular, fue en los años noventa, cuando termina de finiquitarse el sueño neoliberal, impulsado desde Estados Unidos (Ronald Reagan) y Gran Bretaña (Margaret Thatcher).
Las luchas de los trabajadores de la salud aparecen hoy tan fragmentadas como funciona el propio mercado de la salud. Y es tal la crisis, que puede ser una oportunidad para la sociedad. Incluso para el movimiento obrero para volver a debatir un sistema de salud para los trabajadores o para el negocio privado. Básicamente volver a discutir si ser la columna vertebral o solo clientes de un mercado concentrado.