E
l martes se realizó en Irán la reunión de presidentes del “Formato de Astaná”, un proceso a través del cual los gobernantes de Irán, Rusia y Turquía negociaron sus intereses en Siria.
Esta fue la visita de más alto perfil de Vladimir Putin desde que comenzó el conflicto armado en Ucrania. El objetivo del mandatario ruso es transmitir el mensaje de que su país no está tan aislado como Occidente lo presenta.
Las conversaciones se realizaron inmediatamente después de la gira por Oriente Medio del presidente estadounidense, Joe Biden, donde Estados Unidos sólo consiguió la promesa de mayor envío de petróleo por parte de Arabia Saudita.
Coincidió con los intentos de Turquía de reparar los lazos con los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Israel y Egipto. La incertidumbre sobre la reactivación del acuerdo nuclear con Irán (JCPOA, por sus siglas en inglés) también ocupa un lugar preponderante.
Irán es una de las mayores fuentes de energía para Turquía y, como tal, su contrato de exportación de gas se extendió por 25 años más.
Putin se entrevistó con el Líder Supremo iraní, Alí Khamenei, y el presidente Ebrahim Raisi. Por otro lado hubo una reunión de presidentes a la que asistió Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía.
Irán y la rusa Gazprom firman un acuerdo de cooperación energética
La Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC, por sus siglas en ingles) y el productor de gas ruso Gazprom firmaron el martes un memorando de entendimiento por valor de unos 40.000 millones de dólares.
Gazprom ayudará a la NIOC en el desarrollo de los yacimientos de gas de Kish y North Pars, así como de seis yacimientos de petróleo. Gazprom también participará en la realización de proyectos de gas natural licuado (GNL) y en la construcción de gasoductos de exportación.
Irán cuenta con las segundas mayores reservas de gas del mundo después de Rusia, pero las sanciones de Estados Unidos han dificultado el acceso a la tecnología y han frenado el desarrollo de las exportaciones de gas.